El reconocido profesor de la Universidad de Yale, Marc Brackett, ha ofrecido esta mañana una conferencia en Santo Domingo
Segundo asalto de los Cursos de Verano de la Universidad de Málaga (UMA) en la ciudad del Tajo. El Convento de Santo Domingo, escenario donde se desarrollan los distintos seminarios, encara esta semana la reflexión sobre el poder de las emociones en la vida profesional y personal. Así, ayer el profesor de la Universidad de Yale (EE.UU), Marc Brackett, defendió la implantación de la enseñanza de la inteligencia emocional en las aulas. «Esta práctica se traduciría en un mayor rendimiento académico». Brackett insistió en que los alumnos participarían más en clase, por ejemplo, consiguiendo mejorar la relación con sus compañeros y con los profesores. Los estudiantes, de esta forma, se someterían a cambios que se materializarían en mayores niveles académicos y sociales. Por este motivo, se lamentó de que actualmente apenas se está enseñando esta disciplina: «Se podría implantar en la enseñanza secundaria y, para el público en general, crear cursos de formación».
Además Brackett va más allá de los alumnos: «Los profesores que tienen esta habilidad consiguen que sus alumnos sean mejores y con menos conflictos». Incluso, a nivel empresarial, la aplicación de técnicas relacionadas con esta disciplina implica la consecución de un buen ambiente de trabajo y un aumento de la productividad, unos resultados que se han podido constatar mediante la realización de varios estudios.
A nivel general, este reconocido profesor de la la Universidad de Yale hizo especial hincapié en la importancia de conocer las emociones para obtener un mayor desarrollo personal. Su conferencia trató de explicar a los alumnos qué es la inteligencia emocional y para qué sirve en el marco del curso Inteligencia emocional en acción: el poder de las emociones en la vida profesional y personal.
«La inteligencia emocional se relaciona con la percepción de emociones y el uso de las mismas en la toma de decisiones», subrayó Brackett, que continuó: «Mediante este tipo de inteligencia se llegan a comprender las causas y consecuencias de las emociones, por lo que podemos aprender a controlarlas y, consecuentemente, a ser más felices».
La filosofía de este curso de la UMA plantea que la sociedad del siglo XXI busca una nueva jerarquía de valores, por lo que se abre la necesidad de educar en aspectos emocionales y sociales, para, en última instancia, conseguir ser personas más felices.