Cuando todavía no están claras las causas de la explosión, ocurrida la medianoche del lunes, los primeros testigos señalaron que una “nube de gas” originada por el escape en uno de los vagones del convoy alcanzó una casa vecina a la estación, y que en ese momento un chispa pudo haber causado la deflagración.
Los heridos, que se cifran en 36, presentan quemaduras en hasta el 90% del cuerpo, mientras que los muertos, entre los que hay tres niños, han resultado calcinados en su mayoría.
Se trata de uno de los peores siniestros en el sector italiano de los transportes, según el jefe de la Protección Civil, Guido Bertolaso, que expresó su deseo de que esta triste experiencia sirva para que se apliquen nuevas medidas de seguridad en este ámbito.
Los trabajos de rescate, que comenzaron poco después de que tuviera lugar el accidente a las 23.50 hora local (21.50 GMT) del lunes, continúan con la esperanza de encontrar con vida a las personas que se cree que han quedado sepultadas bajo los escombros de dos edificios que cedieron a raíz de la explosión.
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