El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha invitado al Gobierno a negociar la fecha, las condiciones y la pregunta del referéndum que plantea el nacionalismo catalán e incluso a que someta a votación también su propia propuesta, "que compita con la de la independencia", siempre que se haya pactado igualmente cómo interpretar y aplicar los resultados.
Puigdemont ha ofrecido una conferencia en los desayunos informativos de Europa Press, en los que ha insistido en que la reivindicación independentista catalana requiere una solución política y no va a diluirse por no darle respuesta. "Cuando la situación española despierte de su bloqueo inicial la propuesta catalana seguirá todavía allí", ha dicho, recurriendo al famoso microcuento del escritor Augusto Monterroso.
El dirigente catalán ha acudido al acto arropado por varios miembros de su gobierno, el vicepresidente primero, Lluis Corominas, la consejera de Presidencia, Neus Munté, y el de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, los portavoces en el Congreso y el Senado del Partit Demòcrata Catalá, Francesc Homs y Josep Lluis Cleries, el secretario tercero de la Mesa del Congreso, Marcelo Expósito, de En Comú Podem, y el portavoz del PSOE en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, entre otros. El acto ha estado patrocinado por Popular, IFS, Suez, Fujitsu, Telefónica, Altadis y KPMG.
El presidente de la Generalitat ha apostado por un acuerdo con el Gobierno sobre la consulta de principio a fin del proceso: cuándo realizarla, en qué condiciones, qué preguntar, qué resultados son válidos y cómo aplicarlos después. Sobre qué preguntar, se ha mostrado partidario de un enunciado sencillo, directo y que sólo tenga por respuesta un sí o un no. ¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente?, ha puesto sólo como ejemplo, porque está abierto a otras opciones "más alambicadas" si son pactadas.
Incluso, ha añadido, se ha mostrado abierto a que se someta también a votación una contrapropuesta planteada por el Estado, "que compita con la de la independencia de Cataluña". También la interpretación del resultado debería estar pactada, qué porcentaje sería válido y cómo aplicarlo, o si se establece una moratoria para poder repetir un referéndum similar. Puigdemont ha asegurado que en cuanto haya un nuevo presidente elegido, además de felicitarle por la investidura, le pedirá hora para hablar de todo esto.
LA VALIDEZ LA DARÁ EL RESULTADOS
Dicho todo esto, Puigdemont ha admitido que un Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy no admitirá un pacto así y que se realizará la consulta catalana sin acuerdo. El resultado es el que dará garantías al proceso, ha explicado: si la participación es "incontestable" y a favor del sí, producirá resultados políticos, Cataluña será a su juicio un "sujeto soberano" y tanto la Generalitat como el Parlamento catalán tomarán "decisiones". "Trabajamos para conseguir estos efectos. La validez la dan los resultados", ha insistido.
No ha querido hablar qué porcentajes de participación o de respuestas son los mínimos exigibles, aunque ha considerado obvio que con un 30% de votantes el referéndum no sería "válido". Pero si los resultados son "claros", como confían los promotores de la consulta, "nadie va a poder mirar a otro lado" ni a pesar de que el Gobierno no lo quiera reconocer.
En este supuesto, la Generalitat pedirá inmediatamente iniciar negociaciones con la UE para mantenerse dentro del club y ha advertido de que tardarán más o menos en comenzar, pero se producirán seguro. A su favor ha citado varias veces a Guy Verhostat, líder de los liberales europeos y coordinador para el Brexit del Parlamento europeo, para quien la UE no puede cerrar las puertas una Escocia independiente del Reino Unido.
Esta es a su juicio una de las cosas que están cambiando en los últimos meses y que favorecen la realización de una consulta en Cataluña. También que ha crecido la mayoría en el Parlamento autonómico a favor de una consulta independentista hasta situarse en el 60% de diputados, y que en los sondeos el "rechazo a cualquier forma de referéndum nunca supera el 40%", mientras ha asegurado que crece la distancia entre los partidarios y los detractores de la independencia, con 5,3 puntos de ventaja de los primeros sobre los segundos.
"Esto es lo que hay, puede esperanzar o provocar preocupación pero sin duda es una realidad acreditada y sostenida en el tiempo, no va a cambiar hasta que se solucione", ha recalcado, y ha insistido en que se tiene que buscar una solución política, que en ningún caso "se puede alejar de lo que genera mayor consenso en Cataluña", es decir, un referéndum.
En su opinión, la consulta en cualquier caso se debe plantear sólo a los catalanes, aunque ha preguntado con ironía si el Gobiereno aceptaría celebrarla a cambio de que votaran todos los españoles. Y el resultado afectaría a toda Cataluña, es decir, que si Barcelona votara no y el resto sí, tendría que asumirlo.
LOS TRIBUNALES NO SON LA RESPUESTA
Carles Puigdemont ha insistido en que el proceso no es un invento político sino que está "enraizado" en la sociedad catalana, que lleva cinco años movilizada, ha dicho, a favor de una consulta. "En los juzgados no se hace política ni se debería", ha agregado, para cargar con dureza contra los recursos y las denuncias del Gobierno por la organización de la consulta del 9N.
El dirigente catalán ha asegurado que hay alternativas a los tribunales que el Ejecutivo podía haber utilizado, que no era inevitable denunciar penalmente al expresidente Artur Mas y a los exmiembros de su gobierno Francesc Homs, Joana Ortega e Irene Rigau por el 9N.
"No nos engañemos, es de naturaleza política, tiene intencionalidad política, busca efectos políticos. Quien ha diseñado esto debe ser conscientes de las consecuencias que tienen estos actos", ha añadido.
El presidente de la Generalitat ha asegurado también que tendrá igualmente efectos internacionales si el Gobierno decide tomar represalias si sigue adelante la consulta prevista para el año que viene. Por ejemplo, si decide aplicar el artículo 155 de la Constitución y consultar al Senado si puede retirar alguna competencia a la Generalitat.
Puigdemont ha interpretado que el Ejecutivo no tomará esta vía, que "no es inteligente", porque tiene además "otras" que lograrían "un efecto similar sin tanto foco", sin ser tan evidentes. "Pero aunque sea menos transparente va a ser también un mal mecanismo, la solución no es congelar el autogobierno", ha advertido.
Y ha alertado contra la posibilidad legal de que el Gobierno le retire las competencias sobre la policía autonómica a al Generalitat. "Sería de una gravedad grande, conseguiría los efectos contrarios. Pero yo no estoy en la lógica de la confrontación sino del diálogo. Nuestra voluntad es sentarnos en una mesa política, no en el banquillo de los acusados. Queremos pasar a esa mesa, pero cuando nos sentamos siempre estamos solos", ha concluido.