El director del hospital Avicenne de la capital marroquí, Yasser Sefiane, a cuyo centro llegaron la mayoría de los 70 heridos, declaró ayer a la prensa que los fallecimientos se produjeron por asfixia y politraumatismos.
De las once personas que murieron en el incidente dos eran menores de edad y habían acudido al estadio Hay Nahda para ver al cantante popular marroquí Abdelaziz Stati, el día de la clausura del festival Mawazine.
“Sólo había una puerta que estaba abierta, la principal, y cuando acabó el concierto toda la gente se dirigió a ella, una valla se vino abajo y los espectadores empezaron a caer unos encima de otros”, manifestó a Efe Yusef Hamdun, que abandonó en la mañana de ayer el hospital con heridas en la pierna derecha.
Este joven de 24 años era una de las cerca de 70.000 personas que según la agencia oficial MAP presenciaron ese concierto, y que vieron como una fiesta que hasta entonces se había desarrollado sin incidentes se convirtió en tragedia.
De los diez espectadores que todavía están hospitalizados, siete de ellos, incluidos los dos menores, se encuentran en reanimación y en un estado “relativamente estable”, indicó Sefiane, mientras que otros tres se espera que sean operados en las próximas horas.
Las autoridades locales, a la cabeza de las cuales se encontraba el gobernador de la región, Hasán Amrani, se desplazaron anoche de inmediato al lugar de los hechos y pusieron en marcha un dispositivo para evacuar a los muertos y a los heridos.
El director del hospital precisó que los afectados empezaron a llegar a partir de la una de la mañana, y que la movilización de todos los recursos humanos y materiales de ese centro permitió que la totalidad de los heridos fueran atendidos en menos de dos horas.
Entre tanto, el ministerio del Interior informó ayer de la apertura de una investigación para determinar las circunstancias del accidente, que ha teñido de luto la octava edición de un festival que había atraído hasta Marruecos a artistas de la talla de Kylie Minogue, Ennio Morricone o Alicia Keys.
Esta cita impulsada por el monarca Mohamed VI revolucionó durante una semana la vida cultural de Rabat, que vio cómo en sus principales arterias se daban cada día atascos de consideración para acceder a alguno de los nueve escenarios repartidos por la ciudad.
En uno de ellos, el cantante estadounidense Stevie Wonder fue el encargado de clausurar la noche del sábado este evento, con un espectáculo bien recibido por una multitud principalmente familiar y ajena a lo sucedido.
Finalizada esa actuación y estos nueve días por los que han desfilado cerca de un centenar de artistas, la capital marroquí se despertó ayer con el mismo vacío que les ha quedado a los familiares de las víctimas, que siguen esperando las explicaciones oficiales de las autoridades.
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