Thein explicó que la revocación de su licencia le llegó el viernes, un día después de que la Nobel de la Paz fuera encarcelada por romper las condiciones del arresto domiciliario al que lleva sometida seis años y que debía expirar el 27 de septiembre.
Aung Thein acudió el jueves al penal de Insein, donde se encuentra la líder del movimiento democrático de Birmania, para defenderla de los cargos que pesan sobre ella, después de que esta misma pidiera la presencia de Thein entre sus abogados. Un día después le llegó la revocación anulación de su licencia.
Mientras, la Junta que gobierna Birmania con mano de hierro ha hecho oídos sordos a la creciente presión internacional para que libere a la militante pro democracia, de 63 años y un precario estado de salud.
EEUU, la Unión Europea, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Indonesia y Singapur; así como organizaciones encabezadas por La ONU, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han pedido, sin éxito, la puesta en libertad de Suu Kyi.
La única reacción aparente del régimen militar birmano ante el internamiento de Suu Kyi es el despliegue de personal en el exterior de la penitenciaría de Insein, a las afueras de Rangún, para vigilar a todo aquel viandante que pasa por el área.
Suu Kyi y las dos mujeres que la cuidan desde hace años, una madre y una hija, están acusadas de graves delitos que, en el caso de la líder birmana, podrían acarrearle penas de hasta cinco años de prisión.
El juicio comenzará mañana en el interior de la penitenciaría, en el que también será juzgado el estadounidense John William Yettaw, quien se coló en la casa de Suu Kyi el pasado 3 de mayo, tras atravesar a nado el lago Inya que rodea su casa y burlar la vigilancia militar.
La Liga Nacional por la Democracia, con Suu Kyi al frente, ganó las elecciones generales celebradas en 1990 por abrumadora mayoría, unos resultados que nunca han sido reconocidos por los generales que gobiernan el país desde 1962. Suu Kyi ha vivido bajo arresto domiciliario 13 de los últimos 19 años.
Condena internacional
Por su parte, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, “lamentó profundamente” la detención de la líder del movimiento democrático birmano y aseguró que debería de haber sido liberada de su arresto domiciliario, dado que se trataba de una “clara violación” de las leyes internacionales, tal y como determinaron las Naciones Unidas.
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