“En las comunicaciones con la torre de control durante la última curva, a unos 15 kilómetros de la pista de aterrizaje, no hay ninguna indicación o comentario sobre ningún problema”, declaró el piloto profesional Ronald de Ree.
Los pilotos tampoco indican ningún problema en los dos contactos siguientes, a unos 10 kilómetros. Gracias a la rápida recuperación de las dos cajas negras, se espera tener pronto más información sobre la causa del accidente.
Algunos medios holandeses sugieren que el avión se quedó sin combustible, por lo que se apagaron los motores, y apoyan esta teoría en el hecho de que el avión había perdido mucha velocidad y de que no se incendiara después del golpe.
De momento, la catástrofe se ha saldado con nueve muertos y más de ochenta heridos. Seis pasajeros se encuentran todavía en peligro de muerte, 25 en estado grave y otros 55 sufren heridas leves.
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