La Audiencia Nacional ha concedido por primera vez un permiso de tres días al etarra arrepentido Valentín Lasarte, asesino entre otros de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica, al considerar "indiscutible" que cumple "todos y cada uno de los requisitos establecidos en la ley" para acceder a este beneficio penitenciario.
Así consta en un auto dictado este martes por la Sección Primera Sala de lo Penal en el que se valora que Lasarte, que se encuentra en segundo grado desde mayo de 2009, ha cumplido más de la mitad de su condena, lleva 17 años en prisión sin disfrutar de un solo permiso, ha rechazado la violencia, ha reconocido el daño causado y pertenece a la denominada 'vía Nanclares' de reinserción de presos.
La resolución judicial, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala de lo Penal, Fernando Grande-Marlaska, establece que el preso podrá disfrutar del permiso "en el domicilio familiar fuera de la comunidad autónoma vasca", tal y como propuso su defensa para "no herir el sentimiento de sus víctimas.
EL FISCAL Y EL JUEZ, EN CONTRA
La decisión ha sido adoptada en contra del criterio de la Junta de Tratamiento de la prisión de Nanclares, de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y del juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, que consideró "prematuro" concederle el permiso a pesar de su "evolución positiva".
Sin embargo, la Sala pone de manifiesto que Lasarte, que fue expulsado de la banda terrorista ETA en 2010, ha pedido perdón a las víctimas después de reunirse con ellas en la cárcel y paga pequeñas cantidades de dinero para afrontar las responsabilidades civiles que se derivan de las sentencias en las que fue condenado.
En relación con los encuentros con sus víctimas, que se llevaron a cabo en la citada prisión de Nanclares de Oca (Álava), el informe elaborado por la mediadora concluía que Lasarte ha mostrado "una disposición total" a participar en esta iniciativa sin una "motivación utilitarista", expresó "con sinceridad su arrepentimiento y las ganas de colaborar en el restablecimiento de la paz, trabaja a fondo la empatía con las víctimas y realiza una autocrítica severa y sincera consigo mismo".
El tribunal, que junto a Grande-Marlaska han formado Manuela Fernández Prado, Javier Martínez Lázaro, Nicolás Poveda y Ramón Sáez, valora la "conducta y evolución" que el preso ha tenido en los últimos años. "Ha evolucionado en clave de humanidad compartida, por motivos sinceros, indagando en el pasado, hasta reconocer el mal provocado inútilmente. Todo ello después de haber sido consciente de su intervención en crímenes horrenods. Sobre todo, piensa y se ocupa de las víctimas", aseguran.
En otro punto de su resolución, añaden: "La reeducación y reinserción social son uno de los fines de la pena, el único que ha recogido la Constitución en su artículo 25. Ponerse en lugar de las víctimas, intentar repararlas, ocuparse de su dolor es una forma espléndida de reeducación del delincuente, de reconocimiento del derecho y de la norma violada".
"DRAMA HUMANO" DE LASARTE
De igual modo, el auto destaca que una carta escrita por Lasarte a la viuda de una de sus víctimas puede observarse, según afirma la resolución judicial, "el drama humano, profundo y emotivo que vive el victimario cuando asume su responsabilidad". "En este caso, despojado el hecho de su justificación política, queda sólo, de manera difícil de asumir, el acto violento contra la persona, el crimen", añade.
Así, los integrantes de la Sección Primera reconocen que la existencia de "vínculos familiares y mecanismos de control externo" y "el estado de cumplimiento de la condena" reducen el "peligro de quebrantamiento" de la misma, al tiempo que subrayan que no es previsible que el contacto con su esposa y su hija de un año "pueda perjudicar su evolución y preparación para la futura libertad, sino al contrario".
"El permiso no sólo debe preparar su futura libertad sino empezar a revertir las consecuencias de la prisionización", señala el tribunal antes de destacar que casos como el de Lasarte pese a su "excepcionalidad" pueden erigirse en "modelo de un sistema que persigue, entre otros fines la rehabilitación de los condenados".
Lasarte, que fue miembro del 'comando Donosti' de ETA a medidados de los años noventa, a las órdenes del que fuera jefe militar de ETA, Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote', fue condenado a más de 300 años de cárcel por participar en un total de seis asesinatos terroristas.
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