Fuentes legislativas indicaron que se ha alcanzado un principio de consenso sobre la medida, que podría ascender a 789.000 millones de dólares. Ayer por la tarde, los negociadores demócratas y republicanos mantuvieron una reunión formal en el Capitolio.
Obama, que esta semana ha viajado cada día fuera de Washington para promover el conjunto de medidas económicas, visitó ayer unas obras en la localidad de Springfield, en Virginia, donde declaró que el plan de estímulo es “urgente e imprescindible”.
Acompañado del gobernador de Virginia, Tim Kaine, Obama destacó que “ahora mismo tenemos un debate en Washington (sobre el plan) pero no hay que viajar muy lejos de ese debate para ver por qué poner en marcha la medida es tanto urgente como imprescindible para nuestra recuperación” económica.
Obama asegura que la medida, que en la versión del Senado estaba dotada con 838.000 millones de dólares, permitirá crear o salvar entre tres y cuatro millones de puestos de trabajo en todo el país.
El plan ha sido muy criticado por la minoría republicana, que alega que la medida destina mucho dinero a proyectos innecesarios y demasiado poco a recortes de impuestos, aspecto este último que, según dicen, es lo único que puede generar el estímulo necesario para la economía.
Aproximadamente, medio billón de los fondos del plan se destinarán a proyectos de infraestructuras, educación y energía, mientras que 275.000 millones corresponderán a recortes de impuestos.
La medida recibió el pasado lunes el visto bueno del Senado, pero sólo a duras penas: necesitaba sesenta de los cien votos en la Cámara y logró 61, frente a 37 en contra. Tan sólo tres republicanos votaron a favor.
Obama aspira a que el proyecto de ley definitivo esté listo para su firma antes del lunes próximo.
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