España

Seguridad y estética en los locales comerciales

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El Ayuntamiento de Cádiz quiere extender a los locales comerciales el seguimiento que la Delegación de Urbanismo realiza a las viviendas por medio de la Inspección Técnica de Edificios (ITE). Esta medida servirá para que los comercios de la ciudad cumplan con las normas de seguridad. De esta forma, las rehabilitaciones y las obras que se realizan dentro de los establecimientos, ya sea cuando son nuevos o simplemente porque se ha realizado alguna reforma, quedarán abiertas a los técnicos municipales para que se establezca dónde se ha sobrepasado el límite y cuáles de ellas deben realizar las correspondientes reformas. Sin embargo, y aunque ahora se incida en el aspecto de la seguridad, parece mucho más importante que la autoridad municipal se fije en los excesos ornamentales. Aunque no sea con toda la ambición que debiera, por primera vez se establecerá una orden de la Alcaldía para que ciertos elementos que adornan o anuncian los comercios en la ciudad desaparezcan. 

Es lógico pensar que muchos de ellos se han ido colocando con el tiempo, algo que no debe otorgar la garantía de permanecer en el sitio. Sí, sin embargo, aquellos que hayan recibido el visto bueno de Urbanismo. ¿Aparecerán ahora carteles o elementos que desentonan, pero que tienen el benepláctito del Ayuntamiento? La orden muncipal es que se vayan eliminando estos elementos ornamentales dando un año de plazo a los propietarios. Pero la estética de la ciudad no está dañada exclusivamente por dos marquesinas y cuatro paneles luminosos. Hacer una revisión de la imagen de los comercios requiere que se establezca primero qué se puede hacer y qué está prohibido. Resulta muy llamativo que el Ayuntamiento pretende ahora limpiar la fachada de la ciudad cuando nunca se ha preocupado por limitar los excesos decorativos en las tiendas, restaurantes y demás establecimientos. Ya sea la calle Ancha, Pelota, Feduchy, Columela... Cualquiera de ellas tiene auténticos atentados a la imagen de Cádiz, todos con el supuesto visto bueno de los técnicos municipales. Y, por no cargar sólo contra los que otorguen los permisos, tampoco ha existido preocupación política por solucionarlo. De poco sirve ahora no eliminar los excesos del todo.

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