La lectura inteligente de Chesterton te despierta la mente, te hace disfrutar. Hoy día se lee poco, pero que lo poco que uno debe leer sea tan bueno como la literatura de Chesterton.
No todo escritor tiene ese talento, existe por ahí cada basura, que mejor volverse perezoso ante la tentación de contaminarse leyendo su contenido.
Kafka y Borges eran admiradores de Chesterton.
Tenía un gran-británico sentido del humor. Era un guasón que hubiera pasado perfectamente por gaditano. Decía de él mismo que era un gran caballero porque cuando se levantaba del asiento del autobús dejaba sitio para 3 señoras. Kafka decía: “es tan gracioso que casi se podía pensar que ha encontrado a Dios”.
También fue escritor clarividente y ya anticipó hace un siglo que la invasión del Estado en la vida del hombre haría de aquel un nuevo dios. Vaticinó que el hombre viviría en ciudades despersonalizadas donde sería más importante tener cuartos de baño y mascotas que hijos. Decía que “cualquier adición a nuestros lujos significará una pérdida de nuestras libertades” y refería que el mundo está tan desordenado que ya no deseamos las cosas buenas.
Se ha celebrado el 75 aniversario de su muerte con un congreso en la CEU de Madrid.
Necesitamos del mensaje esperanzador de gente como Chesterton, que entre otras cosas, era un enamorado y defensor de España, decía: “siempre hemos estado en un asombroso error acerca de España, que ha sido campeona del progreso y de la libertad, la misma institución del Parlamento vino de España…, cuando el sistema feudal era casi uniforme en toda Europa, solamente España tenía una forma libre de feudalismo (…) Cuando se toma la historia de España en conjunto, se percibe a través de ella un espíritu cuyo verdadero y único nombre es libertad”.
En días previos a la celebración de los 200 años de la Pepa es bueno redescubrir el espíritu esperanzador y de libertad que entrañaba Chesterton. “Sólo quien nada a contracorriente tiene certeza de estar vivo”. Que encontremos el verdadero espíritu que movió a liberales y serviles a redactar esa Constitución.
Le dedico este artículo de libertad y esperanza a mi adorable hija Marta que hoy cumple 18 años.