Según los datos filtrados por Beltrán Pérez, el Ayuntamiento subvenciona a través de los distritos con un total de 60.000 euros (a una media de 2.222 euros cada una) las Cabalgatas, para la compra de caramelos, de los que la mitad se quedan en el suelo tras el paso de los cortejos reales. Al final, las máquinas barredoras y los operarios de Lipasam recogen 31.000 kilos del dulce producto, que acaban en la basura.
Al dinero de las golosinas hay que añadir otras subvenciones para la contratación de charangas y bandas de música y la fabricación de las carrozas, y ello sin contar el coste del despliegue de la Policía Municipal y de Protección Civil. En total, el Ayuntamiento estima que, por todos los conceptos, las 27 cabalgatas le cuestan 400.000 euros, un importe que trata de recortar invocando la necesaria política de austeridad en que todos deben apretarse el cinturón.
Cartero real
Las eminencias grises de la Delegación de Beltrán Pérez han ideado una alternativa que rebaje la factura en limpieza de la muy deficitaria Lipasam: gominolas en vez de caramelos y Cartero Real en vez de Reyes Magos. A los barrios se les ofrecerá, a cambio de renunciar a organizar sus propias cabalgatas, que en un espacio cerrado -tipo colegios, polideportivos, centros cívicos- acuda el Cartero Real y que se repartan bolsas llenas de gominolas que llevarían impresas un eslogan sobre las campañas de limpieza de Lipasam.
Con la zanahoria de la ecología y las gominolas, el Consistorio lo que realmente pretende es ahorrarse el chocolate del loro que en el océano de los Presupuestos municipales suponen las cabalgatas de 27 barrios, sin tener en cuenta la función que ejercen como elementos vertebradores de esas zonas, de ahí la sorpresa que supone que la propuesta haya partido de la Delegación de Participación Ciudadana en vez de Hacienda o Economía, por ejemplo.
Teóricamente, la misión de Beltrán Pérez es la de fomentar actos e iniciativas de movilización y articulación social en la ciudad y no al revés, como en este caso. No sólo las sugerencias a los Presupuestos municipales o la asistencia a las Juntas de Distrito son las únicas formas de participación asumidas por el Ayuntamiento, sino que también deben serlo la celebración de actividades lúdicas colectivas que incrementen la cohesión social y la consciencia de pertenencia a un colectivo.
Respuesta desde Palmete
El presidente de la asociación de vecinos del barrio de Palmete, Juan Luis Jaén, ha sido el único que ha recordado estas realidades antropológicas al delegado municipal, con unos argumentos llenos de sentido común. Estima el líder vecinal que la supresión o sustitución de las cabalgatas de barrio por otro tipo de actividad tendría nocivos efectos, porque se perdería “el sentido de fiesta colectiva vecinal que tiene actualmente, ya que junto con la ‘Velá’ es la única actividad sociocultural existente”.
Arguye con criterio el presidente de la asociación de vecinos de Palmete que si se cambian las cabalgatas de Reyes Magos por el Cartero Real se corre el riesgo de que sólo acudan al encuentro de este último las familias con niños pequeños. Y si además la cita con el mensajero regio se organiza en un lugar apartado del barrio, el nivel de participación decaerá aún más.
Hasta en la lírica ganan las tesis del líder vecinal a los racionales y numéricos argumentos de Beltrán Pérez, cuando poéticamente Juan Luis Jaén evoca la festividad de Reyes con las cabalgatas en las calles de los barrios: “Se difuminaría -ha dicho- el componente lúdico, espontáneo y, a veces, caótico de la participación. ¿Cómo se retrataría -ha añadido- esa estampa tan típica el rezagado que llega corriendo, desayunando y colocándose como puede el disfraz por la calle mientras todos los demás le esperan; o dónde situaríamos a aquellos niños y mayores que se agolpan alborotados en la esquina de su calle para ver pasar la Cabalgata, que una vez que pasa intentan alcanzar de nuevo por la calle paralela?”.
Y otro elemento profundamente humano y sentimental expuesto por el líder vecinal de Palmete frente a las pretensiones del delegado municipal: “Sería imposible repetir la parada que realizamos todos los años en la residencia de ancianos Sagrados Corazones que se encuentra en nuestro barrio para compartir con las personas que allí viven y trabajan unos minutos de cariño y de ilusión”.
Ahorros en Lipasam
Si Beltrán Pérez quiere liquidar las cabalgatas de 27 barrios de Sevilla con tal de ahorrarle 60.000 euros a Lipasam en la barrida de los caramelos que quedan esparcidos por los suelos, en vez de recurrir al Cartero Real y a las bolsitas de gominolas podría empezar por eliminar la partida de 100.000 euros existente en la empresa municipal para comprobar el grado de eficacia de sus directivos.
Una de dos: si han sido contratados como tales, se supone que es porque son eficaces para la función que deben desempeñar; y si no lo son porque no cumplen los objetivos que les han asignado desde el Ayuntamiento, pues que se prescinda de sus servicios, como ocurre en cualquier otra empresa seria. Para esto no hace falta gastar 100.000 euros en informes de consultorías externas.
También puede Beltrán Pérez seguir indagando en Lipasam y ahorrarse otros 100.000 euros por el plan de inspección interna para combatir en absentismo laboral, cifrado en un 9%. ¿Para qué está la Inspección de Trabajo que pagan todos los contribuyentes?
Errores de comunicación
Para colmo, el plan de ahorro municipal a costa de las cabalgatas de los barrios se filtra periodísticamente (pero ¿quién coordina la Comunicación en el Ayuntamiento?) poco después de que el nuevo gobierno local presidido por Juan Ignacio Zoido aprobara un gasto de 300.000 euros en la compra de flores de Pascua, con las que se adornarán sólo las plazas y calles del Centro de la ciudad, unas flores éstas de carácter efímero y cuyas macetas de soporte hay que retirar cuando aquéllas se marchitan al cabo de unas pocas semanas. Por lo que se ve, Beltrán Pérez, tan diligente en calcular el coste de la retirada de los caramelos en los barrios, no ha tenido aún tiempo de evaluar el coste que tiene para Lipasam la recogida de las flores de Pascua en las zonas turísticas y comerciales de Sevilla.
Y, por ende, el plan de acabar con las cabalgatas de 27 barrios a cambio del sucedáneo de las gominolas, como si fueran los espejuelos y canicas que los conquistadores ofrecían a los indios, se filtra también justo cuando el Ayuntamiento difunde el plan del alumbrado navideño. Pese a la crisis y a los mensajes de austeridad, este año se van a iluminar 98 calles frente a las 65 del año pasado, la mayor parte de ellas en el Centro y las zonas más comerciales de Nervión, Los Remedios, Triana, la Macarena...
Sensación de agravio
De momento se ha aprobado un gasto de 408.776 euros en el alumbrado extraordinario, con lo que el mensaje que perciben los vecinos de los barrios es continuamente el mismo: sólo hay dinero para el Centro y la Sevilla más sociológicamente afín al PP, no para la periferia, buena parte de la cual “prestó” su voto sociológicamente de izquierdas a Juan Ignacio Zoido el pasado mes de mayo para llevarlo en volandas a la Alcaldía, confiada en sus promesas de que gobernaría para todos los sevillanos y de que para él, como había demostrado yendo a retirar basura con una pala o pugnando por un banco en una plaza, eran tan importantes El Vacie, Bellavista, Torreblanca, Palmete, El Cerro del Águila... como el Casco Antiguo, Los Remedios, Nervión, Heliópolis y la Palmera.
El evidente abandono de la micropolítica y de la presencia en los barrios por Zoido apenas medio año después de las municipales puede empezar a pasarle factura a un gobierno que dormita cual camarón en la corriente de forma peligrosa sobre la euforia de los veinte concejales y cuando en lontananza están no las elecciones generales del próximo domingo, sino las autonómicas de marzo, que el PSOE confía en convertir en su particular Numancia movilizando todo lo movilizable.
No hay redaños
Lo curioso de la tesis municipal de acabar con las cabalgatas de 27 barrios por el coste que supone la limpieza de los caramelos que dejan tras de sí es que ante el problema equivalente de la cera que durante meses queda en las calles tras el paso de las procesiones, y cuya retirada debe también afrontar de sus presupuestos Lipasam a un coste probablemente mayor todavía, Beltrán Pérez calla y hace mutis por el foro.
En este sentido, el modo de proceder del delegado de Participación Ciudadana recuerda a la famosa anécdota de Caracol ‘el del bulto’. Tras un fatigoso viaje hasta Madrid en aquellos trenes renqueantes de la posguerra, la locomotora, dando un resoplido, impregnó con una nube de vapor al cantaor cuando pasaba junto a ella por el andén de la estación de Atocha. Caracol, volviéndose indignado, le espetó:
-¿Ahora me vas a venir con ese roneo de vapor? ¡Esos cojones, en Despeñaperros!
Beltrán Pérez se quiere cargar las cabalgatas de 27 barrios por la cuestión de los caramelos, pero se hace el sueco a cuenta de la cera que en las calles le dejan las cofradías
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