Las reformas en el Museo Arqueológico impiden que el tesoro pueda permanecer allí por motivos de seguridad
Desde que en 1958 apareciese el impresionante legado tartésico en el yacimiento de El Carambolo el hallazgo ha pasado ya por varias manos, que en cualquier caso, han intentado salvaguardar este impresionante hallazgo. No es de extrañar, puesto que la población autóctona de los tartesos, una de las de mayor antigüedad (datan del siglo VI a.c) lograron desarrollar una enorme riqueza metalúrgica que dio sus frutos, como se puede comprobar en los restos de El Carambolo.
Una vez descubierto el tesoro por unos obreros que estaban realizando labores de reconstrucción en la zona de Camas hace apenas 50 años, el Estado se hizo cargo de los restos hasta que hace quince transfirió las competencias de titularidad al Ayuntamiento con la condición de que El Carambolo permaneciera en el Museo Arqueológico.
La rehabilitación que se está realizando en el Museo impide que el tesoro permanezca allí. Rodeado de extremas medidas de seguridad, este legado protohistórico espera ahora en la cámara acorazada de un banco.
Pocas ocasiones para verlo
Sin embargo, el original no ha estado siempre expuesto al gran público sino que se ha mostrado en ocasiones especiales como la conmemoración de los 50 años del descubrimiento del legado en Camas. Mientras tanto el público se ha tenido que conformar con dos replicas que se han expuesto en el propio Museo y el Ayuntamiento. La muestra incluye las 21 joyas originales del tesoro (collar, brazaletes, colgantes y plaquetas), junto a otras piezas procedentes de otras colecciones museísticas que trazan un recorrido por la protohistoria del sur de la Península Ibérica.
El penúltimo intento de trasladar el tesoro de lugar se produjo con la propuesta del exalcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, que trató de exponer el tesoro al Antiquarium del Metropol Parasol. Sin embargo, se topó con el rechazo de la Comisión Nacional de Bellas Artes, que con el respaldo del Ministerio de Cultura, desechó la idea de exhibir el Tesoro del Carambolo en el Antiquarium, porque no era un lugar que reuniera las medidas de seguridad idóneas para tener una urna blindada. De este modo, el tesoro sigue en una caja fuerte, a la espera de lo que pase en un futuro, teniendo en cuenta el parón en las obras del Museo.
El tesoro del Carambolo es un ejemplo de la riqueza que vivía el pueblo tarteso y que se reflejó en su legado. El esplendor que se alcanzó en la época y el alto nivel de vida permitió la concepción de estas joyas.
Los arqueólogos han disertado sobre el verdadero uso que se les daba exponiendo distintas hipótesis. Una de las que tiene mayor solidez para los especialistas en la materia es que más que tratarse de simples adornos personales, las piezas estaban destinadas a algún tipo de culto sagrado.
Otra reinterpretación llevada a cabo por los arqueólogos ha sido que se trataba del ajuar de un sacerdote de la época, Eso si, ambas teorías inducen a pensar que los tartesos ya realizaban cultos y que la misión de este tesoro iba más allá de ser un mero adorno.