“Me fui a Brighton durante cuatro semanas gastándome más de 2.000 euros para aprender ingles en grupos que en teoría eran de ocho personas, pero éramos treinta en clase”, explica Verónica Sanz, ex usuaria de estos servicios.
No es la única. Sevilla es una de las ciudades en las que mayor número de estudiantes desde los doce a los 18 años se animan a realizar uno de estos cursos . “Me aseguraron que estaría en una casa con otros tres estudiantes y vivíamos hacinados con otros diez. Acabé denunciando”.
El caso de Verónica es habitual. Según Rubén Sánchez, portavoz de Facua Andalucía, este tipo de situaciones se da bastante a menudo. Sin embargo, muchas personas no denuncian porque “desconocen los procedimientos y que incluso pueden devolver el dinero”.
Desde esta asociación de consumidores dan pautas para dejar todo atado. En primer lugar, tener todas las cláusulas firmadas por escrito y además, guardar la publicidad.
Si se produjera un incumplimiento del contrato, Aseprede, la asociación que agrupa a estas empresas, insta a los usuarios a que actúen por la vía judicial.
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