La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón aumentó la alerta en Fukushima hasta el nivel 5, el de accidente “con consecuencias de mayor alcance”, al considerar que hubo “una filtración de radiación continuada”.
Ese agravamiento de la alerta se produjo pese a que en los alrededores de la planta las mediciones de radiactividad mostraron un ligero descenso, ayer, frente a los niveles registrados el jueves.
Efectivos militares y empleados de Tepco, operadora de la planta, continuaron desde camiones cisternas las labores de refrigeración del reactor 3, el más dañado de los seis de Fukushima y que la víspera también fue rociado desde tierra y aire con agua salada.
El portavoz del Gobierno nipón, Yukio Edano, dijo ayer en una de sus numerosas ruedas de prensa –constantes desde que comenzara la crisis– que aparentemente parte de las 50 toneladas de agua marina lanzadas ayer habrían alcanzado la piscina del combustible nuclear del reactor, a juzgar por el vapor emitido durante la operación.
Se trata de un recipiente en el que se almacena el combustible ya usado, que al bajar el agua se puede sobrecalentar y emitir sustancias radiactivas.
Todo apunta a que la inyección a distancia de agua ayer, sumada a la que el jueves realizaron helicópteros y camiones, ha ayudado a reducir los niveles de radiactividad en las cercanías de la central, aunque Tokyo Electric Corporation (Tepco) consideró que es demasiado temprano para asegurar si se mantendrá esa tendencia.
Mientras el perímetro de evacuación permanece en 20 kilómetros, el primer ministro japonés, Naoto Kan, prometió ayer transparencia a la hora de informar sobre el accidente nuclear en una reunión con Yukiya Amano, director Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Amano consideró “muy seria” la situación en Fukushima y pidió al Gobierno nipón que divulgue más información sobre la crisis ante la alarma creada en el mundo.
El responsable del OIEA llegó ayer a Japón para comprobar de cerca la situación de la central, que será vigilada en adelante también por expertos de su agencia para confirmar las radiaciones que emite.
Aunque todavía se desconoce cuál será el alcance del accidente en Fukushima, a unos 250 kilómetros de Tokio, el aumento del nivel de su gravedad por parte de Japón hasta el 5 lo sitúa a la altura del que tuvo lugar en la central nuclear de Three Mile Island, en EEUU, en 1979.
El nivel 7 solo lo alcanzó el desastre de Chernóbil en 1986. A pesar de la alarma mundial, expertos de países como el Reino Unido creen que ni siquiera en el peor de los casos la central de Fukushima crearía una situación similar.
Aunque buena parte de la atención está centrada en la piscina de combustible de la unidad 3, los otros cinco reactores de la planta Fukushima 1 también presentan problemas.
En el 1 y el 2 la prioridad es restablecer el suministro eléctrico para alimentar el sistema que bombea agua de manera mecánica los reactores, que quedó dañado por el tsunami del 11 de marzo.
Hasta el momento se ha logrado tender cables hasta la planta, pero todavía deben conectarse con los sistemas de cada una de las unidades, algo que Tepco espera lograr para la tarde de hoy.
Además, se considera la posibilidad de lanzar agua a la piscina de combustible nuclear de la unidad 1, ya que también en ella podría haber descendido el nivel de líquido pese a que, al parecer, aún no implica un riesgo tan inmediato de fuga de material radiactivo como los reactores 3 y 4.
LA SITUACIÓN ES "MUY SERIA"
Por su parte, el OIEA confirmó ayer que la situación en la planta nuclear de Fukushima sigue siendo “muy seria”, aunque aseguró que “no hubo un empeoramiento significativo” desde el jueves.
De esta forma, la agencia nuclear de la ONU repite el análisis efectuado el día anterior sobre la situación en esa central, que resultó gravemente dañada por la interrupción de suministro eléctrico a causa de la catástrofe natural de la semana pasada.
Graham Andrew, asesor científico de la agencia nuclear de la ONU, dijo ante la prensa en Viena que las unidades 1, 2 y 3 de la central de Fukushima Daiichi “parecen estar bastante estables”.
No obstante, el experto reconoció que existe “gran preocupación” por la situación en las piscinas de combustible usado de las unidades 3 y 4 de la planta, sin dar más detalles al respecto.
Por otra parte, confirmó que en la unidad 2 se inyectó agua marina, lo que causó una nube de vapor, mientras que cañones de agua fueron empleados en un intento de enfriar las barras de combustible nuclear usado en la unidad 3 de la central.
Según Andrew, las autoridades japonesas continúan con sus esfuerzos para restablecer el suministro eléctrico en toda la planta atómica.
De hecho, generadores diesel están suministrando ya energía eléctrica para los sistemas de refrigeración de las unidades 5 y 6, las dos menos afectadas por el seísmo y el tsunami, lo que Andrew calificó de “positivo”.
JAPÓN SERÁ "CAPAZ DE EMERGER"
El primer ministro de Japón, Naoto Kan, se mostró ayer convencido de que el país será “capaz de emerger de la crisis” tras el terremoto que azotó el noreste de Japón hace una semana.
“Reconstruiremos Japón de nuevo”, aseguró Kan, que reconoció que la crisis nuclear de la planta de Fukushima Daiichi es “grave”, pero se mostró esperanzado en que “los problemas se resuelvan pronto”.
En su discurso televisado en directo desde Tokio, también hizo un llamamiento a la unidad de los japoneses e incidió en que “no hay espacio para el desaliento” en esta crisis.
Además, agradeció a la población la “calma” que ha mantenido durante una semana en la que, insistió, ha vivido dos desastres de una magnitud sin precedentes, y transmitió la “rotunda resolución” de su Gobierno de reconstruir el país.
Sobre la planta nuclear de Fukushima el primer ministro dijo que la situación “no permite todavía ser optimistas”.
También se refirió a los cientos de miles de refugiados en las provincias más afectadas por la tragedia y recordó que su situación se ha visto empeorada por el frío y la escasez de alimentos, pero garantizó la asistencia del Gobierno para mejorar su situación y les instó a “seguir adelante”.
El terremoto y posterior tsunami que asolaron Japón el pasado día 11 dejaron casi 17.000 muertos y desaparecidos.
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