Los aguaceros que la semana pasada castigaron el estado de Río de Janeiro han dejado un balance parcial de 229 muertos, por lo que las autoridades decidieron intervenir y derribar las viviendas en zonas de riesgo con el fin de evitar más tragedias.
En la favela del cerro de Urubú, vecinos, amigos y operarios de la alcaldía ayudaban durante la jornada de ayer a vaciar las casas de los residentes antes de la llegada de las excavadoras.
Muebles, electrodomésticos, bolsas de plástico llenas de ropa y objetos personales se acumulan en la entrada de las casas, a la espera de que alguien ayude a llevarlas hasta los camiones de transporte.
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