—¿Qué siente la compañía al cumplir diez años de teatro?
—Es un cúmulo de emociones. Por un lado, de satisfacción por seguir ofreciendo espectáculos y recibir el cariño del público sabiendo lo difícil que es mantenerse en ésta profesión; por otro, reflexión, ya que el mirar atrás nos ayuda a plantearnos cómo ha sido y cómo enfocar el futuro; y por otro, de nostalgia, por los momentos vividos, las personas que han pasado por la compañía, las que hemos conocido, las anécdotas, los buenos ratos.
—¿Qué problemas o baches han tenido que salvar en el camino?
—Destacaría varios: el económico, por supuesto, por el riesgo que conlleva cada nuevo proyecto y en algún caso, sobre todo al principio, nos ha supuesto una pérdida importante de dinero que no ha sido posible recuperar, pero que hemos podido superar; el personal, porque la gente que se decide a hacer teatro termina marchándose a ciudades donde existen más oportunidades y a veces eso complica un proyecto.
—¿Cómo se antoja el futuro más inmediato?
—Se presenta fructíferamente incierto. Quiero decir que las perspectivas son buenas de cara a que existe interés por nuestro espectáculo más reciente El Enfermo Imaginario. Está incluido en el Circuito Andaluz de Teatro, en el COCU´10 de la Fundación Provincial de Cultura de Cádiz, en el Circuito de Artes Escénicas de la Diputación de Málaga y en la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid; pero a la vez incierto porque éste año, y debido a la crisis, todo se está retrasando y no termina de concretarse. Todos sabemos que hay sectores a los que esta crisis les afecta directamente, pero a la cultura le incide todas las crisis y es de las primeras en aplicarse el tijeretazo.
—¿Qué significa para ustedes cumplir diez años al servicio de la cultura de la ciudad?
—Significa, sobre todo, un gran desafío. Ahora lo que cuenta es seguir creciendo en todos los aspectos y seguir creando expectativas con nuestro trabajo. Hemos cumplido diez años, pero tenemos que poner la vista en los próximos diez creciendo cada año, marcándonos nuevos objetivos. Nos hemos mostrado fiel a que nuestro trabajo se centre en el teatro de calle, nos gusta la calle y pensamos seguir en nuestra línea, pero también queremos volver a los escenarios, al espacio cerrado...
—¿Es reconocido el valor de la compañía en la ciudad o eso de no ser profetas en su tierra se cumple?
—El Carromato tiene un prestigio y una reputación fuera de El Puerto, pero en lugares con una gran trayectoria en programación de teatro de calle. En Burgos, por ejemplo, programan calle durante todo el año, desde navidades a septiembre, y además se celebra uno de los festivales de calle más destacados del panorama nacional. En el País Vasco o Cataluña existen una tradición muy consolidada en teatro de calle. Fuera existe otra mentalidad, hasta tal punto, que las programaciones de la fiestas se basa sobre todo en espectáculos de calle. Además, las cabalgatas tienen su base en la animación participativa, y para ello cuentan con compañías dedicadas al teatro de calle de toda España con las coincidimos en Reyes Magos, Carnaval o fiestas patronales en ciudades como Málaga, Jaén, Burgos, Barcelona, etc. En Andalucía, en contraposición con la idiosincrasia de sus gentes de vivir la calle, no existe una tradición de teatro de calle como en otras comunidades. De hecho, existen pocas compañías dedicadas a éste tipo de espectáculos, aunque afortunadamente esto va cambiando poco a poco y se está notando una mayor concienciación. Ante esto, no podemos pretender ser profetas en nuestra propia tierra. A quien le interesa el teatro y está al tanto de la actualidad teatral nos conoce y sabe más o menos nuestra trayectoria al igual que el aficionado al fútbol conoce a su equipo. Nos conformamos con el reconocimiento a nuestro trabajo y que el público, que es nuestro principal objetivo, disfrute con nuestros espectáculos.
—Ahora que han tenido que suspender la exposición del centro cultural Alfonso X El Sabio y el pasacalles previsto, ¿cómo van a festejar esos diez años de teatro?
—Pues estamos en plena planificación después de tener que suspender. Queremos seguir adelante con la exposición en fechas próximas para acercar nuestra trayectoria a la gente de El Puerto. En esta línea, pensamos que el teatro de calle no está lo suficientemente reconocido y estamos planteando ofrecer a los centros de secundaria de la ciudad unas charlas sobre el teatro de calle a través de nuestra experiencia a lo largo de ésta década, donde se visionen reportajes de los espectáculos y sobre la compañía emitidos por televisiones como Canal Sur 2. Lo que sí tenemos claro es que los actos van a estar centrados en divulgar nuestro trabajo y acercarnos más a nuestra gente. En próximas fechas procuraremos concretar mejor las actividades a realizar.
—¿Tienen suficiente apoyo del público y de las administraciones?
—Del público todo el apoyo, y no sólo de El Puerto. La verdad es que nos sentimos muy queridos y contamos no sólo con su apoyo, también en muchos casos con la ayuda, porque una trayectoria como la que tenemos no se consigue solo con apoyo. En cuanto a las administraciones, somos conscientes que El Carromato es y quiere ser compañía independiente y lo que eso supone, aunque sí queremos de ellas su reconocimiento a nuestro trabajo, nuestra trayectoria, a que valoren el esfuerzo que supone mantener una empresa teatral, a lo que hacemos, dónde actuamos, cómo se nos valora fuera…
—¿Cómo es el día a día de El Carromato? ¿Cuántos componentes tiene?
—El día a día es trabajo y más trabajo. Siempre digo que esta profesión es la peor pagada porque si se cobrara por horas trabajadas, todos los teatreros seríamos ricos. Un espectáculo tiene distintas fases y cada una de ellas requiere de mucho tiempo. Tiempo para pensar y crear, para buscar cómo hacerlo, para financiarlo, para producirlo, para montarlo, para estrenarlo, para distribuirlo, para contactar, para rellenar impresos y más impresos, para tirarnos horas en las carreteras, para montar la escenografía, vestirse y maquillarse, prepararse para la función, representar, desmontar, cargar la furgoneta y de nuevo más horas de carreteras, y más… y más… y más… No cabe duda que es un trabajo vocacional y que disfrutamos con lo que hacemos. En cuanto al número de componentes depende del espectáculo, en alguno somos seis personas, en otros llegamos a nueve, aunque alrededor de la compañía hay un gran número de colaboradores que siempre participan.
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