Las explosiones sucesivas, con pocos minutos de diferencia, se produjeron cerca de los hoteles Sheraton, Palestina, Babel y Hamrá, los dos primeros muy próximos, en la céntrica plaza de Fardús, y los demás en otras zonas del centro de la capital.
Según fuentes policiales, los artefactos que estallaron consistían en coches-bomba conducidos por suicidas.
Las áreas de la capital atacadas se encuentran cerca de la llamada zona verde, que cuenta con especiales medidas de seguridad y que alberga a varios ministerios y embajadas.
Además de la víctimas, las explosiones causaron fuertes daños materiales en los hoteles mencionados.
La zona fue acordonada por agentes policiales para realizar las investigaciones y facilitar el traslado de los heridos.
Las sospechas oficiales apuntan al grupo terrorista Al Qaeda, teniendo en cuenta que el método utilizado es parecido al de otras acciones terroristas de esa organización, según el asesor del Consejo de Ministros de Irak Saad al Mutalbi.
El atentado se produce semanas antes de las elecciones parlamentarias del próximo 7 de marzo, de las que saldrá la próxima coalición gobernante en Irak.
Las autoridades iraquíes ya han advertido que según se acerque la fecha de las elecciones hay mayores riesgos de atentados, sospechas que se confirmaron ayer.
El diputado iraquí Alaa Maki acusó a las fuerzas de seguridad iraquíes de ser los responsables de los atentados de ayer por no hacer lo suficiente para asegurar la seguridad en la capital.
“Hemos criticado a los ministros de seguridad y al jefe de las fuerzas armadas en la última sesión del Parlamento, y estuvimos esperando que hicieran algo en la situación de seguridad”, dijo Maki a la cadena qatarí Al Yazira.
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