Escrito en el metro

Ayer será como fue mañana

. Las últimas tres décadas del siglo XX fueron de una benignidad climática inusitada

Publicado: 01/07/2019 ·
17:24
· Actualizado: 01/07/2019 · 17:24
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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No siempre fue todo como lo vemos. Las últimas tres décadas del siglo XX fueron de una benignidad climática inusitada. Sorprenden los resultados de los estudios sobre los cambios del clima en estos últimos cuatro milenios, y su relación con las modificaciones del paisaje y los hechos históricos. Ninguno de los grandes acontecimientos de nuestra historia han sido ajenos a eventos climáticos más o menos drásticos. Las cambiantes manchas solares o las sorpresivas erupciones de volcanes en el Pacífico, de apariencia tan lejana, han condicionado los grandes episodios que han modelado nuestro paisaje y por ende nuestra idiosincrasia. Sin irnos más lejos hace sólo cuatro mil años el pinsapo, nuestro abeto, habitaba en la hoy pedregosa Sierra de Torremolinos. El año cero de nuestra era comenzaría con calor, en sus primeros momentos áridospara bruscamente volverse el más húmedo conocido en nuestra historia reciente. Los impactos en la agricultura y el gran Tsunami en el Golfo de Cádiz retrajo a los romanos, dando paso allá por el siglo V a los saqueos de godos, aprovechando para su expansión los años oscuros y fríos del medievo, vinculados a las numerosas erupciones volcánicas que griseaban los cielos y arruinaban cosechas. El cambio de tendencia llevó a que triunfara Al-Andalus durante ocho siglos bajo un clima suave que propiciaba buenas cosechas y diversidad de cultivos. La brusca irrupción  de la Pequeña Edad de Hielo, a veces con una alta frecuencia de inundaciones, fueron un buen aliado para que los pueblos del norte peninsular invadieran el Sur, y con ello el mayor proceso de deforestación de nuestra tierra. La conjunción en semanas del mínimo de Maunder, del gran maremoto que asoló a la provincia y el cercano paso del Cometa Halley hicieron presagiar entre los malagueños el fin del mundo. Levantarsede tanta desgracia fue difícil, pero la lenta normalización del clima ayudó a que nuestras tierras fuesen fértiles, tanto que entre las necesidades navales y los cultivos especulativos diezmaron nuestras formaciones forestales. Hasta que la filoxera transformó nuestros montes en un erial.Ahora vivimos el mayor calentamiento y la mayor sequía de nuestro clima conocidos. Las consecuencias sociales son difíciles de prever. Lo que es obvio es que siendo los responsables en este caso la humanidad, sigamos impasiblesante lo que se avecina.Ayer será como fue mañana, como le oí a Gunter Grass.

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