En una calle sin ventanas

El día después

Más allá de los intentos por despistar al personal toca aclarar que los problemas de los jiennenses están muy por encima de unas protestas de autobús...

Publicado: 16/01/2019 ·
23:42
· Actualizado: 16/01/2019 · 23:42
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Autor

Luis Morales Quesada

Luis Morales Quesada, autor de este blog, es experto en Gestión y Conservación del Patrimonio

En una calle sin ventanas

Una reflexión sobre la importancia de conservar y poner el valor el conjunto histórico de Jaén y muchas cosas más…

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Más allá de los intentos por despistar al personal toca aclarar que los problemas de los jiennenses están muy por encima de unas protestas de autobús. Que un martes laboral se concentren en Sevilla un grupo de servidores públicos, y lo que es más grave, con responsabilidades y altos sueldos pagados por todas y todos; y se manifiesten contra el fallo de las urnas, es una caricatura en sí misma de lo que le quedaba al PSOE por ofrecer a los andaluces. Razón tal cual de su fracaso merecido, sin Cataluña igualmente. Pero una vez proclamado Moreno Bonilla presidente y a la espera del nombramiento de su gobierno compartido con Ciudadanos, deberíamos estar mirando al día después. Ya se han anunciado algunas medidas que se promoverán en los primeros días de gobierno como el desarrollo de una auditoría para conocer con todo detalle hasta dónde llega la Junta. También se han mencionado ya la apertura de comisiones de investigación para dilucidar responsabilidades políticas por la corrupción. Y todo esto, si bien puede ser necesario, no es más importante que unos nuevos presupuestos que den respuesta a las ansias de cambio de esta tierra. Porque el veredicto de las urnas no pasa solo por abrir una causa general al socialismo andaluz, sino por el cambio moderado y real que debe traducirse en establecer nuevas prioridades de gasto público o la promoción de incentivos para modernizar Andalucía. Son muchos los proyectos pendientes con esta tierra de Jaén y sabemos que no todos podrán llevarse a cabo en cuatro años. Pero sí debe exigirse una planificación real, una estimación de prioridades temporales sincera y la ejecución de las más prioritarias y demandadas desde ya. Tanto a nivel cultural, sanitario o de infraestructuras. Ahora toca responder con hechos y presupuesto lo que desde la oposición se demandó con fuerza durante tanto tiempo, esa es la prueba del cambio que los andaluces juzgarán. La nueva Junta se merece una oportunidad, aunque solo sea por decoro democrático. Ese respeto que debe primar al principio. No para excusar políticamente a nadie, sino por aquello del juego limpio. Sobran protestas politizadas a las puertas del Parlamento en pleno debate de investidura, sobra los insultos, sobran los frentes y sobra el radicalismo en el lenguaje. Desde el día 2 de diciembre Andalucía no ha cambiado en nada, la vida sigue costando lo mismo o más, pero ese error de fletar autobuses a Sevilla ha demostrado que, para ellos, para las telas de araña de Andalucía, las cosas ya han empezado a cambiar porque así lo han querido los andaluces.

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