En román paladino

España puede

Los líderes sociales, económicos y  empresariales van a estar por la labor.

Publicado: 29/08/2020 ·
01:23
· Actualizado: 29/08/2020 · 01:23
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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No es una consigna  del Podemos de los tiempos pasados del “Sí se puede”, que pasó de un grito de partido a un clamor colectivo  en cualquier concentración de masas. Ahora sólo se va pudiendo, y ya es mucho. Ése es el título   de un acto convocado por el presidente del Gobierno: “España puede. Recuperación, Transformación, Resiliencia”. Así se plantea una conferencia  de Pedro Sánchez. Será el lunes 31 en la Casa de América de Madrid. El martes,  Consejo de Ministros y después una semana de contactos con los líderes políticos y autonómicos. Cumbres  -en la cumbre-  que no se sabe si servirán para comprobar si España puede, si es capaz de recuperarse, de transformarse y de disponer de capacidad de adaptación y recuperación frente a una situación adversa -eso es resiliencia-, como en la que actualmente estamos sumidos.

Los líderes sociales, económicos y  empresariales van a estar por la labor. Llevan reclamando unidad de los actores parlamentarios desde hace mucho -con la fórmula política que sea -.  Sobre ello  no ha existido duda alguna en ninguna instancia  empresarial, sindical, del IBEX, de la Unión Europea,   ni de los fondos que compran deuda española. Se celebraron unas elecciones -repetidas-, tras la imposibilidad de conseguir una mayoría de gobierno en el parlamento entre PSOE y Ciudadanos o lograr la abstención de Unidas Podemos para un gobierno en solitario del PSOE, y los  resultados  parlamentarios obligaron a la formación del gobierno actual con unos apoyos dispares y, a veces, contradictorios. Solo habían transcurrido pocos  días desde la formación del  gobierno y nos visitó estruendosamente un incómodo huésped. El Covid-19 estropeó todos los planes gubernamentales, ha incrementado la deuda pública astronómicamente y ha puesto en más que serio riesgo a sectores punteros de la economía española.

Los muertos y su número, polémica al canto. El confinamiento,  el paso previo hacia  el camino para una dictadura. Residencias de mayores, armas arrojadizas  llenas de  difuntos sin funerales. Aplausos a los profesionales,  con  ausencia de medios y de previsiones para una pandemia y con respuesta de  caceroladas alternativas.  Mando único,   un vocablo  sólo  admisible - para algunos-  en el generalísimo, al que querían donde siempre estuvo. Barrio de Salamanca y   Plaza de Colón, epicentros de las verdades alternativas, mejor conocidas como fake news. Mascarillas y reuniones restringidas, intentos del poder para hacer callar  y mecanismo de coartar la libertad de reunión. Terrazas, lugares de culto laico, rebosantes de incumplidores con ganas de fiesta o  de inocentes recién desconfinados con ansias de socialización. El listado de incoherencias e irracionalidades “made in Spain” sólo es comparable con lo sucedido en algunas zonas de los EE.UU., por ejemplo, en conferencias de prensa habidas en la Casa Blanca o en el Brasil de Bolsonaro. El negacionismo por sistema. La oposición por sistema.

La presión ambiental que trata de crear el gobierno sobre el Partido Popular no obtendrá los resultados esperados. El PP no quiere acuerdos sobre la renovación de los órganos judiciales, constitucionales y demás instituciones. Mucho menos los va a propiciar  sobre las cuentas públicas del ejercicio fundamental del 2021, necesario para acoplar las ingentes ayudas europeas y para renovar el aparato productivo español sobre la base de la digitalización y la ecología. La condición propuesta por Casado es la ruptura del gobierno de coalición, para aproximarse algo más a la Moncloa, con permiso de Vox. La salida de Cayetana  no fue por motivos ideológicos sino de autoridad interna y la línea política del PP seguirá siendo inflexible. Si la mayor cooperación esperada es en la política contra la pandemia es porque así lo exigen los más sensatos líderes autonómicos populares, entre los que no se incluye la presidenta madrileña. Resumen: España puede,  pero el partido aspirante no quiere. 

 

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