Cuando los municipios de menos de 10.000 habitantes empiezan a obtener la ventaja de paseos y salidas sin franjas horarias, mérito de su escasa densidad de población, -son 626 ayuntamientos de los 778 de Andalucía y 7.373 de los 8.131 de España- y se barrunta la obligatoriedad de las mascarillas en los espacios públicos, las banderas de España vuelven a convertirse en armas arromadizas. Esta vez no es por Cataluña y las pretensiones secesionistas de los nacionalistas - no es Cataluña, sino una parte de ella-. Tampoco por la defensa de la enseñanza privada, o contra el derecho al aborto o la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo -como si fuesen decisiones obligatorias-, ni siquiera por las negociaciones del gobierno para desarmar a ETA. En todas estas convocatorias la bandera -algunas con acompañamiento eclesial- era el signo distintivo de la España expropiada por una parte para atribuírsela entera. Banderas de España contra otros españoles. Banderas de España blandidas contra el gobierno español.
Los gritos de “gobierno asesino, gobierno dimisión” empezaron en el barrio de Salamanca de Madrid y se han extendido a algunas zonas selectas de España, reclamando libertad. Los derechos fundamentales - vida, libertad, expresión, manifestación, seguridad - están garantizados para todos por igual. El derecho constitucional a la vivienda y al empleo lo están más para los que tienen sólidas posiciones de riqueza. El alto nivel socioeconómico no restringe derechos a nadie. El derecho a la movilidad y a la total apertura de la economía son los principalmente afectados por la sucesivas aprobaciones de los decretos de alarma. Contra esas molestas restricciones - dictadas para salvaguardar la salud- son las protestas. Pero lo son sólo nominalmente. Hay otro relato.
No es novedoso en España. La utilización de la anti-España o anti-Patria viene de lejos. Las derechas consideran el solar de España de su propiedad y para su uso y disfrute. Los demás españoles obviamente pueden vivir, pero si se portan de acuerdo con sus valores e intereses.
El problema es que no ganaron las elecciones y hay otros líderes, con otro programa, gobernando. No lo soportan. Lo consideran ilegítimo. Surge entonces la apropiación de la nación. Quisieron la mayoría para gobernar a su forma, pero el pueblo español no se lo otorgó. Entonces sacaron la bandera. Nada nuevo.
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