En román paladino

Las fronteras, de vuelta

Las medidas de presión de Marruecos son conocidas. Argelia ha aprendido la lección exactamente con el mensaje inverso.

Publicado: 02/03/2020 ·
21:36
· Actualizado: 02/03/2020 · 21:36
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Los tiempos de la integración se están acabando poco paulatinamente. El populismo y el nacionalismo han hecho un incansable trabajo desde los Estados Unidos a las fronteras europeas. Los tiempos venturosos y felices de la integración europea se quedaron en blanco con la salida inesperada del Reino Unido y todo apunta a que la salida no será amigable. Puede que hasta pueda serlo,  pero será abrupta, sin acuerdo.  No es una ensoñación - ¡quién los sabe! - pero no tiene lógica que se vaya a aceptar por el premier británico las pesadas cargas regulatorias de la Unión Europea, que fueron el espantajo con el que ganó el referéndum de salida y las últimas elecciones generales. Habrá fronteras. Sólo se salvarán Irlanda del Norte y Gibraltar, porque se  han impuesto las presiones  ciudadanas.

Fronteras más altas  y dramáticas se están erigiendo  en Grecia, sus islas y Bulgaria. La guerra cada vez menos encubierta entre  Turquía y Siria  -  con  el  incondicional apoyo ruso - ha llevado al planteamiento de un chantaje en toda regla de Turquía a la Unión Europea.

O la UE y la OTAN la apoyan explícitamente o  sitúan en las fronteras orientales de la UE centenares de miles de refugiados sirios y de otras nacionalidades que tiene acogidos -con subvenciones de la UE- desde que estalló la guerra civil siria y la inestabilidad se apoderó de  Afganistán e Irak tras la intervención norteamericana.

Esta vez no se volverá a repetir la generosidad de la Alemania de Merkel  en 2015 y 2016 cuando  acogió a  un millón de refugiados,  porque no se lo permitiría ni su propio partido en un incierto cambio de liderazgo. Y con la amenaza de la extrema derecha. Grecia ha empleado gases lacrimógenos para impedir el acceso a su territorio.  Bulgaria ha declarado que no permitirá la entrada de un solo inmigrante ilegal y ha recurrido al ejercito.

La inquietud por las fronteras ha llegado  hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ha cambiado sus fundamentos jurídicos anteriores sobre las devoluciones llamadas “en caliente” en las fronteras europeas.

El origen estaba en las devoluciones españolas en la frontera con Marruecos. Las medidas de presión de Marruecos son conocidas. O suavidad española con la situación del Sahara Occidental o los migrantes descubren las costas españolas de repente. Argelia ha aprendido la lección exactamente con el mensaje inverso.

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