El 23 de febrero acaba de pasar sin pena y ni gloria. Los generales, que estaban al frente de las Capitanías Generales, fueron finalmente convencidos -se tardaron interminables horas- por el rey Juan Carlos de que no era conveniente para España un golpe de Estado ni apartarse del camino constitucional recién emprendido. Europa no lo iba a respaldar, aunque EEUU dudó unas horas. ETA asesinaba -el record anual lo había conseguido el año 1980 con 93 asesinatos - y el partido del gobierno - UCD - estaba en una profunda crisis que había llevado a la dimisión de su líder y presidente del gobierno, Adolfo Suarez. Se añadía que existía un malestar militar, en los altos mandos, con añoranza del régimen anterior y una profunda desconfianza con la democracia y el sistema de partidos. El cóctel perfecto para una intentona con la ambición de una persona cercana al rey que se creía llamado a encabezar un gabinete político-militar. El general Armada se equivocó porque los golpistas duros -Tejero y Milans del Bosch querían acabar con la democracia, no poner parches como pretendía Armada.
El 23 de febrero ya pasó. Poco se escribe de las leves penas impuestas dado que -ahora que se habla tanto de sedición y rebelión- aquello fue un asalto armado al Congreso y se tuvo prisionero al gobierno y a los diputados. El golpe esperaba la salida de los tanques a la calle. Sólo sucedió en Valencia. El golpe quedó fallido.
La otra efeméride es la que viene ahora, el 28 de febrero. Nada tiene que ver la una con la otra. La única coincidencia es el mes de febrero. La una -1980- miraba para atrás, para reivindicar el pasado y volver a él y la otra miraba - 1981- al futuro. Un futuro que ya está aquí pues Andalucía dispone de fuertes instituciones autonómicas y de un abanico de competencias inmensas, con plenitud de acción y 38.540 millones de euros, que dan para mucho, delegados en todas las provincias e imponentes palacios para el parlamento y la presidencia de la Junta de Andalucía.
La única pega, no menor, es que una parte de los que sostienen al gobierno andaluz no creen en la autonomía de la que son representantes -dicen expresamente que la quieren eliminar- y niegan los logros de la democracia. Vamos del 28F al 23F.
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