En román paladino

Franco ya no está

Era una deuda de la democracia española consigo misma

Publicado: 24/10/2019 ·
09:25
· Actualizado: 24/10/2019 · 09:25
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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A plena luz del día y con el acompañamiento de su familia, el cadáver de Francisco Franco ya no descansará en un lugar inadecuado. El Valle de los Caídos se levantó como  un monumento a los muertos en la guerra civil española “Con objeto de perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra gloriosa Cruzada, se elige como lugar de su reposo”,  escribió Franco en el BOE en 1940,  con presos políticos  y con obreros pagados,  en un lugar escogido por el dictador para mayor gloria de su régimen. Se erigía a semejanza de El Escorial de Felipe II : “Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafíen al tiempo yal olvido “. Siempre perteneció al Patrimonio Nacional,  antes  Patrimonio de la Corona y Patrimonio de la República, pero oyendo a los monjes  parece que son sus propietarios, lo habitual en los que se apropian de los ajeno. Su construcción era para los caídos, no para  los muertos tras la guerra,  como Franco.  

La exhumación era un tema tabú, ya no lo es. Era una deuda de la democracia española consigo misma.  Ha costado esta homologación con regímenes que han sufrido dictadores, sólo Corea, Rusia o China los siguen teniendo en lugares de honor. La familia de Franco, que vive de los bienes y la fortuna amasados  por el fundador de la saga, han decidido darle protagonismo a dos personajes que vinculan el acto con las ideas del anterior jefe del Estado: el sacerdote Ramón Tejero, hijo del exteniente coronel golpista Antonio Tejero y el prior de la abadía del Valle de los Caídos, Santiago Cantera. Otro gran detalle con la democracia española, que no les privó de sus posesiones.

Los nostálgicos del franquismo, agrupados en la plataforma “El Valle no se toca” ha llenado la Nunciatura Apostólica y otros edificios religiosos con pintadas como “Obispos traidores”, “Curas Judas”, “Viva Franco”, “Osoro (arzobispo de Madrid) traidor,” “PSOE profanador de tumbas”, “Traidores, cobardes y vendidos, obispos dan asco” y otras que recuerdan el periodo de la Transición, cuando los ultras gritaban al cardenal Tarancón con el denigrante “¡Tarancón al paredón!”.

Se acabó el culebrón que ha durado mas de un año. Los obstáculos legales han sido muy grandes hasta que finalmente el Tribunal Supremo levantó todos los inconvenientes a la exhumación.

 

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