Tenemos la certeza indubitable de que el 25 de julio pasado hubo una votación en el Congreso para tratar la investidura de Pedro Sánchez. El resultado es conocido, Salvo un voto del único diputado del Partido Regionalista de Cantabria – el ingeniero José María Mazón Ramos – ningún otro diputado ni diputada que no fuera del Partido Socialista Obrero Español votó al candidato propuesto por el Rey, tras las consultas realizadas con los líderes de los grupos parlamentarios.
La otra certidumbre es que la propuesta del jefe del Estado decayó y el gobierno en funciones siguió con un presidente en funciones y el país sin candidato a la presidencia del gobierno. Se admiten reproches, pero no vuelta atrás. Los que tuvieron la oportunidad de conformar el gobierno, no quisieron - por los motivos que sean- y empezaron un agosto de incesante ofensiva en las redes sociales, que continúa, reclamando el sitio en el gobierno que rechazaron públicamente y manifestando –como repite Pablo Iglesias con frecuencia- que los españoles no votaron por un gobierno “de partido único”. No dice de un gobierno en solitario del PSOE, sino “de partido único”. Vaya, con claras resonancias totalitarias.
Las otras certezas tienen que ver con la actitud del PP y de Ciudadanos. No dieron ni darán su voto favorable ni de abstención al candidato socialista y animan al candidato a que haga su mayoría –caso de conseguir el apoyo de Unidas Podemos y otros - con la abstención de los independentistas. Es necesario recordar que PSOE y Unidas Podemos no reúnen – ni siquiera con la ayuda de los pequeños partidos- la mayoría necesaria para sacar adelante la investidura sin el concurso, aunque sea pasivo, de los independentistas catalanes. Justo lo contrario de lo que dicen querer impedir como proyecto para España tanto el PP como Ciudadanos. Pedro Sánchez es expeditivo en eso: “Estamos viendo a dos fuerzas políticas que me reprochan a mí un supuesto apoyo de fuerzas independentistas cuando ellos tienen la llave de que haya un Gobierno sin necesidad de depender de las fuerzas independentistas”.
El dilema de la política española es bloqueo o elecciones. El PSOE propone un acuerdo programático de 300 medidas que ha sido rechazada por Podemos aún antes de conocerlas porque sólo aceptará un gobierno de coalición. El corolario es evidente. Como hay bloqueo político, habrá elecciones. Hay más certidumbres que dudas.
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