Cada vez que en la Unión Europea se pretende arreglar un problema sale al primer plano una cumbre franco-alemana para marcar las pautas de la solución posible a los intereses europeos pero con el toque germánico, adobado a la francesa. Solución alemana pero sin contravenir los intereses franceses.
Este pasado lunes el parlamento británico ha seguido con sus interminables disquisiciones en relación a la Unión que castizamente puede resumirse en el dicho “Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio”. Se salva el renombrado speaker, John Bercow, ya admirado en media Europa por sus reiteradas llamadas al orden en el caos absoluto del Brexit. Una potencia europea indiscutible, Reino Unido, que nunca se ha implicado en la construcción europea y que no ha jugado el rol que debiera en Europa. Italia, con el gobierno eurófobo, pero no antieuropeo, acaba de realizar un desmarque con China y su económica Ruta de la Seda, como antes hizo guiños a Rusia, como forma de escapar del eje franco-alemán y de los rigores empleados hasta ahora, inconvenientes para un país muy endeudado y en estancamiento. Otro gran país europeo -Polonia- se haya en el limbo, con su gobierno derechista y bajo vigilancia de la Comisión y el Parlamento Europeo, por contravenir la división de poderes. La línea estratégica Polonia/Alemania/Francia/España no ha sido posible.
Todas estas circunstancias han abierto una oportunidad para España, como socio fiable en la UE. España dispone de un gobierno -también de un país- indudablemente europeista. Es en esa clave, y en el camino de alejar los populismos y los partidos radicales, en la que se ha oído en el entorno del presidente francés Macron sus deseos de pactar en la futura Europa con el gobierno español los acuerdos fundamentales del nuevo consenso europeo. Es una ganancia para España que en los últimos años ha bajado muchos escalones en la nomenclatura europea, perdiendo muchos puestos de representación, como sería acorde a nuestro peso económico, histórico y poblacional. Sólo el enunciado ha puesto de los nervios a Rivera.
Esta semana el Congreso previsiblemente aprobará “las medidas de contingencia ante la retirada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de la UnioÌn Europea, sin que se haya alcanzado el acuerdo previsto en el artiÌculo 50 del Tratado de la UnioÌn Europea”. La cuenta atrás no se sabe cuánto durará.
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