Es deslumbrante que sea España el país más saludable del mundo. No tenemos dónde agarrarnos para encontrar ni siquiera un debate civilizado sobre nuestros problemas y nos cae esta sorpresa a modo de bomba psicológica de positividad. ¿Que ocurre para que cuando el pesimismo se adueña de la política lleguen estas estupendas noticias de la sociedad? La lógica conclusión que debemos extraer es que - aunque los españoles no estén dispuestos a creérselo - somos el país mas saludable del planeta a pesar de...nosotros mismos. Tiene que haber responsables y culpables. Responsables de haber escalado seis posiciones en el índice mundial de Bloomberg es una tarea colectiva que agrupa territorio, gente, alimentación, sanidad y modo de vida. Culpables del descreimiento de los españoles en nuestra buena salud deben gobiernos de todo carácter: municipales, provinciales, regionales y nacional, ya que las culpas compartidas lo son menos. y así todos tranquilos.
La multinacional de la comunicación y de información financiera fundada por un judío, ex alcalde de Nueva York , Michael Bloomberg, que ha comparado a 169 economías de todo el mundo, ha concluido situándonos en el primer puesto del índice de los países más saludables, inmediatamente por encima de Italia y acompañados por Suiza y los países nórdicos, Singapur, Japón y Australia.
Al parecer, a pesar de las trifulcas de Casado, Sánchez, Torra , Puigdemont, Rivera. Abascal, Iglesias, Rajoy -que se fue- Guerra y Felipe -que no se van- y Aznar - que tampoco se va-, la calidad de vida del país avanza en salud , por nuestro sistema sanitario, por la dieta mediterránea - con el aceite de oliva como bandera- la confortabilidad de las relaciones familiares y muchos etc. que ya otros medios anglosajones habían destacado. En concreto sostenían que la dieta, el clima cálido y los largos paseos están entre nuestras principales ventajas competitivas, mientras que el diario The Guardian y la BBC también ilustraban que los cuidados de los familiares enfermos y las escasas muertes prematuras influyen en las cifras globales que nos colocaban en el primer puesto europeo en salud y longevidad.
Siendo el país que en poco tiempo alcanzará los vidas más largas del planeta bien harían los programas electorales en explicar cómo lograr bajar el paro, la pobreza infantil, unir el país por las buenas y no por las bravas y pagar las pensiones a largo plazo más que debates sobre las nobles e inocentes banderas.
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