Todos los años comienzan con el buen corazón y las mejores melodías que emanan del concierto de la Sala Dorada de la Sociedad Filarmónica de Viena que unos pocos agraciados consiguen en el sorteo correspondiente, tras el abono del importe, que –salvo protocolo- van desde los 35 euros para entradas de a pie o de escasísima visibilidad a los mil euros. Las entradas más baratas nunca podrán igualarse a las aún más famosas “entradas de paseo” que el inolvidable Chano Lobato contaba que le regalaron al Morcilla para una actuación flamenca en Cádiz. ¿Entradas de paseo, que será eso? Se preguntaba el Morcilla que iba con su señora y comprobó a lo largo de la noche la triste realidad: trataba de sentarse donde hubiera unos asientos disponibles y si llegaba el propietario, pues a levantarse y a otro asiento…así que media velada estuvieron “de paseo” hasta encontrar acomodo definitivo. En Viena no hay entradas de paseo porque todo está más que lleno por anticipado entre melómanos y figurones, que de ambas especies hay en todos lados.
La Sala Dorada del concierto de Año Nuevo de Viena es una metáfora. La sociedad confortable envía un mensaje acomodado, tranquilizador, repleto de flores, caras felices y música casi celestial. Pero en el país de los tiroleses, las nieves, el vals y el Danubio también hay que decir que gobierna en coalición la derecha y la extrema derecha. El sistema político austriaco tras la guerra mundial era de alternancia entre socialistas y democratacristianos o de coalición entre ambos. Eso cambió hace casi dos décadas y ahora se gobierna de otra forma menos moderada y, en ocasiones, con la mirada muy inquieta de la propia Unión Europea. Es parte de un fenómeno que se está expandiendo paulatinamente por Europa. Hungría y Polonia tienen regímenes más que sospechosos de estar en los bordes del Estado de Derecho en materia laboral y judicial y ahora Italia ha cogido el relevo de esa nueva manera de entender la política como confrontación nacional interna, rompiendo los consensos internos, y de clara desconfianza y crítica con la construcción europea y hasta con el euro. El euroescepticismo comenzó su marcha fuerte con el resultado del referéndum del Brexit en junio de 2016 y se examina a finales de mayo del 2019 con las elecciones europeas.
¡Buena entrada de año con las aceitunas de mesa! De Andalucía a Nueva York.
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