En román paladino

La muerte del diálogo

La intransigencia ha convertido en inútil la política

Publicado: 03/04/2018 ·
09:23
· Actualizado: 03/04/2018 · 09:23
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Si hablas, mal,  y si no hablas,  peor. Si dialogas,  malo,  y si no dialogas,  peor. La negociación lleva encallada en España mucho tiempo. Pero hay más, es que la negociación está desprestigiada. Pero puede tener réditos. Algunas veces al menos. El caso más significativo y el que ha servido para que toda España se entere ha sido el caso catalán. Pero ha habido más.

La investidura fallida de Pedro Sánchez fue significativa de la falta de diálogo en la izquierda, y ha tenido consecuencias en el  declinar de la izquierda frente a la derecha.  El famoso “No es no” sin embargo sirvió al propio Sánchez para ganar el mando en el partido. Ciudadanos negoció la investidura de Pedro Sánchez –también la de Cristina Cifuentes y la de Susana Díaz- y mantuvo sus compromisos hasta el final. Aquella fue la posibilidad de gobierno del centro izquierda en España. La oportunidad se perdió por la negativa de Podemos ya que no aceptaba dejar fuera de la negociación a los independentistas catalanes y por el enfrentamiento con Ciudadanos. También porque intuían  una oportunidad para batir al PSOE para mucho tiempo.  Ciudadanos negoció más tarde con Rajoy y logró darle esta vez el gobierno al centro derecha que gobierna,  después de aquel año de “sin gobierno” en España.  Desde el 26 de octubre de 2015 en que se disolvieron las Cortes y se convocaron las elecciones hasta el 31 de octubre de 2016 estuvo Mariano Rajoy en funciones y logró prolongar el periodo de gobierno que había comenzado en 2011. Y en aquel tiempo y hasta las elecciones catalanas era “el gran estratega” que destrozaba a sus oponentes internos y externos.

Rajoy ha sido especialmente tozudo en su negativa a sentarse con los soberanistas catalanes perole ha pasado factura su negativa al diálogo –razonada en la  estricta legalidad-   porque el conflicto se ha acentuado y deteriorado y se le responsabiliza del desastre en que se convertido la mayor crisis territorial y política española. El dialogo hubiera sido un diálogo de sordos pero el intento quizá lo hubiera salvado. La intransigencia ha convertido en inútil la política.  Ya lo dijo Bobbio: “La capacidad de dialogar e intercambiar argumentos, en vez de acusaciones mutuas acompañadas por insolencias, está en la base de cualquier convivencia pacífica y democrática”.

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