En román paladino

Ganar con trampas

Facebook está en el ojo del huracán

Publicado: 28/03/2018 ·
13:11
· Actualizado: 28/03/2018 · 13:11
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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En el deporte, en el trabajo y en la política saber jugar con las mismas reglas y sin ventajismo es fundamental para que todo el mundo acepte los resultados. Se llama “fairplay”, juego limpio.  Putin encarcela a sus oponentes y tiene comprados los medios de comunicación y barre en las elecciones. Gana por más del 70% de los votos.   El presidente chino lo hace por el 99,9%, lo que es todo un record. Marx recelaba de las “revoluciones orientales” porque pensaba que el cambio tenía que venir de los países tecnológicamente desarrollados como Alemania, Francia o Inglaterra. Lenin con la revolución rusa le rompió sus previsiones. Allí se acabaron las elecciones limpias para mucho tiempo.

Las trampas electorales más modernas  tienen nombre y apellidos en España. El “tamayazo” madrileño fue una operación burda de compra de votos – los de los socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez-  con el pelotazo urbanístico  y la implicación de constructores de fondo. Hubo corruptores y corrompidos y el correspondiente vuelco electoral. La ganadora de aquel envite fue Esperanza Aguirre que se convirtió en la segunda vuelta en  presidenta de la Comunidad de Madrid durante nueve años. Al cabo del tiempo, no judicialmente pero si periodísticamente, el asunto quedó más que demostrado. Al Fiscal General del Estado nunca le interesó llegar al fondo. Eran las trampas del pasado.

Ahora los enjuagues  son mucho  más sofisticados.  Facebook, YouTube, Whatsapp, WeChat, Istagram, Twitter etc… - con millones de usuarios-   facilitan a sus propietarios y administradores una base de datos con las  preferencias sociales, políticas, de ocio, sexuales y  de todo tipo de sus consumidores,   que han pasado sus datos a empresas con intereses comerciales o políticos para hacerles llegar sus mensajes. Lo comprobado es que la compañía británica Cambridge Analytica ha utilizado, sin permiso,  millones de perfiles en beneficio tanto de los oponentes a la Unión Europea en el referéndum del Brexit como en la   campaña electoral de Donald Trump, a favor del ahora presidente de los EE. UU. Facebook con casi 2.000 millones de seguidores está en el ojo del huracán de prestarse a esas prácticas absolutamente vergonzosas pero todas las utilizan subrepticiamente para influir sobre los clientes y se comprueba con los mensajes y correos electrónicos o anuncios no pedidos  que recibe cada cual sin haberlos solicitado. Trampas contemporáneas.

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