Existe un método para capturar ciertas especies de mono basado en que estos animales son incapaces de soltar un alimento cuando ya lo tienen en sus manos.
La trampa consiste en poner una pieza de apetitosa fruta dentro de un recipiente (por lo general una pequeña tinaja de barro cocido) sujeto al suelo, cuya boca permite al mono introducir su mano tan a lo justo que si agarra la fruta al intentar sacarla no cabe y aunque parezca increíble el animal continúa intentándolo hasta que es capturado.
Alguno se preguntará a qué viene esta explicación. ¿Lo cierto es que el mono de nuestra trampa no se comporta así porque sea tonto, en realidad es algo innato que se relaciona con su instinto de supervivencia, en pocas palabras: con su necesidad de alimentarse.
Nosotros los humanos nos parecemos a los monos más de lo que a veces queremos reconocer y a veces las ansias por mantener nuestras ideas pueden llevarnos a comportarnos como unos monos que buscan comer aunque sea a costa de ser atrapados.
Resulta que a pesar de la mala experiencia del año pasado aún hay muchos políticos que están apoyando la celebración de manifestaciones el 8-M, dándoles igual que la economía esté paralizada, que no se celebren los actos de la Semana Santa, que no se pueda asistir a ninguna fiesta popular ni evento deportivo, que los hospitales y los cementerios estén llenos y que las residencias de ancianos estén de luto.
Para celebrar el Día de la Mujer Trabajadora pueden organizarse otros actos, pero me temo que habrá manifestaciones, porque igual que al mono de nuestra historia solo le importaba extraer la fruta de la trampa, a quienes impulsan las manifestaciones del 8-M y a sus seguidores lo único que les importa es cumplir con su agenda ideológica y sectaria, ya que consideran que de esos actos depende su supervivencia política, igual que el mono considera que la suya depende de llevarse la fruta de la trampa.
Lo malo del comportamiento del mono con la trampa es que termina muerto o en una jaula por ser incapaz de soltar la fruta y huir. Igualmente los ciudadanos que salgan a las calles el 8-M arriesgan la salud de todos por ser incapaces de admitir que los políticos que justifican esas manifestaciones no miran por el bienestar sanitario de las mujeres por las que dicen luchar.
En este asunto está claro que los políticos luchan sin miramientos para conservar su poder, pero los que atienden su convocatoria o son muy tontos o son unos sectarios fanáticos.
Es indiscutible que si se celebran las manifestaciones el 8-M será porque hay quienes las convocan sin pensar en las consecuencias, pero también y sobre todo será porque muchos acudirán a ellas.
Como digo siempre, no nos dejemos manipular, seamos más listos que el mono con la fruta y no caigamos en la trampa, nos arriesgamos a pagarlo caro. Fuerza y salud.
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