La imagen deplorable que presenta el parque de El Juncal vuelve a ser motivo de denuncia de los vecinos que lo frecuentan. Latas de refrescos, botellas de cerveza, de alcohol, papeles, restos de pipas, de comida... Un aspecto penoso y lamentable que vuelve a poner sobre el tapete la conveniencia de cerrar el parque de noche, de más vigilancia y mantenimiento y sobre todo y lo más determinante, la poca o escasa conciencia de ciertos incívicos que ensucian y dejan los restos.
Si diariamente la imagen se repite donde la suciedad es predominante, los fines de semana se incrementa de una manera preocupante. Con una pandemia acuciante y con toque de queda, resulta cuanto menos deleznable que se produzcan estas actitudes de personas que ni respetan ni velan por la seguridad de los más pequeños que son los que verdaderamente disfrutan del parque.
Los vecinos vuelven a poner sobre la mesa el cierre del parque por la noche para prevenir a los grupos de jóvenes que merodean la zona y sea el lugar perfecto para reuniones, vandalismo, menudeo de drogas y suciedad.
Eso de noche, de día, ni que decir tiene que de nada valdrá limpiar y adecentar día tras día si luego los que deben velar por su dignificación (los adultos) son los primeros que ensucian el parque con los niños como testigos, en una educación que debe primar para erradicar actitudes más propias de bestias y de personas con poco o nula conciencia ciudadana.
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