El Puerto

La insoportable levedad de la tontura

Sin duda hay un gran número de personas que parecen tener dificultad para darse cuenta de dónde acaba la libertad de expresión y empieza la incitación al odio

Publicado: 02/10/2020 ·
10:55
· Actualizado: 02/10/2020 · 11:19
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  • Sede del PP en la calle San Fernando. -

Sin duda hay un gran número de personas que parecen tener dificultad para darse cuenta de dónde acaba la libertad de expresión y empieza la incitación al odio, algo fácil de comprender usando la lógica y la razón.

No vale justificarse con disquisiciones legales o ampararse en las libertades democráticas, dos actuaciones a las que suelen recurrir los que interpretan la libertad de expresión llevándosela a su terreno, que no son otros que quienes pretenden demostrar que todo lo que sea legal debe poderse expresar libremente con independencia de cualquier connotación moral o ética que no sea la que a ellos les convenga.

Esta forma de interpretar la libertad de expresión altera perniciosamente el entorno social y puede fomentar el odio, no solo porque suele utilizarse para atacar a muchos otros sino porque también emplea la denominada tolerancia cero para impedir a toda costa que se puedan expresar ideas y opiniones diferentes a las suyas.

Pero lo cierto es que deberían denominarlo simplemente intolerancia, porque resulta muy difícil establecer el límite entre la tolerancia cero, el abuso y la censura. Al final esa intolerancia con el que se considera disidente termina – como no podría ser de otra forma – en abusos y en la implantación de la clase de censura que hemos podido ver recientemente (no voy a entrar en detalles).

También hay quienes justifican la intolerancia tergiversando de manera artera algunas citas de grandes pensadores, pero sobre todo llenándoseles la boca al hablar de democracia cuando en realidad solo se valen de ella para llegar al poder y una vez allí solo la practican cuando les conviene.

El que no esté de acuerdo con quienes incitan al odio es sometido a una cancelación social orquestada y promovida desde los grupos que ostentan el poder y apoyada ciegamente por sus seguidores.

Esto provoca un ostracismo moderno que proyecta todo tipo de dudas sobre el cancelado, lo califica de intolerante por sus ideas y de fascista en alusión a los movimientos totalitarios del siglo pasado (eso sí nunca de izquierda). Ya hay muchos intelectuales que han firmado diversas cartas y han realizado rotundos comentarios en las redes sociales contra la intolerancia del activismo progresista y denunciando como está encendiendo un agrio debate en todos los ámbitos, sobre todo en las redes sociales y muy especialmente en la política. Arturo Pérez-Reverte dijo en un Twist que “tenemos los amos que deseamos tener: fanáticos y oportunistas respaldados por el pensamiento infantil de millones de imbéciles”.

Sé que cada cual puede votar al político que le venga en gana y que todos podemos equivocarnos, pero por desgracia hay demasiada gente que vive en los “mundos de yupi” y sigue apoyando de forma irracional a quienes le están perjudicando. No nos dejemos embaucar. Fuerza y salud.

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