Llega septiembre… y parece que llueve. Septiembre siempre ha sido un mes convulso en lo climatológico, inestabilidad que parece haber contagiado la atmósfera política, que los de a pie contemplamos como un partido de tenis: ahora de un lado, ora de otro. En los partidos oficiales de tenis, las bolas, fruto del desgaste, han de ser cambiadas por su pérdida de cualidades.
En la cancha de la democracia parece que la pelota es el propio sistema, que a base de golpes de derecha y de izquierdas, acabará por pedir el cambio. Y ahora, quien golpea más duro es la nueva izquierda, representada por Podemos, que pretende desplazar el sistema que acordamos entre todos, para implantar el suyo… pues así lo proclamaban, llegar para “destruir el sistema” y como recomendaba Lenin: empezar de cero. Pero, francamente, a mi no me sorprende este ataque constante al sistema por parte del vicepresidente del gobierno y sus adláteres.
A quien no esperaba encontrar en esas trincheras políticas era al PSOE, aunque conociendo al Dr. Sánchez, no debería sorprendernos.Y, poco a poco, van minando el sistema. “Divide y vencerás, divide y vencerás”, le insiste una y otra vez Iván Redondo a Sánchez. Ya le fue bien en su propio partido y ahora… ahora, toca España.
La Ley de Memoria Histórica, que acabará pareciéndose más a la Ley del Talión que a un intento de reconciliación, el pésame por un preso de ETA en sede del Senado, el ataque a los símbolos católicos que nos han acompañado históricamente o el acoso a la escuela concertada, se unen al ataque a la estructura del Estado, poniendo en el centro de la mira a Felipe VI…“Miedo me da cómo se está poniendo esto”, me dicen mis mayores. “No te preocupes, que no volveremos a repetir aquellos errores”, les tranquilizo yo… Pero el partido cada vez es más encarnizado y la pelota empieza a hacer botes raros…
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