Todo lo que viene sucediendo en torno al portuense Carlos Neva es para enmarcar. Una temporada única y para no olvidarla nunca. El futbolista del Granada está viviendo las mieles del triunfo en la ciudad nazarí de la mano del equipo revelación de la Primera División. El club granadino, en su regreso a la máxima categoría, está en su mejor momento de toda su historia en sus casi 90 años de historia.
Tras la goleada ante el Athletic de Bilbao (4-0), con participación directa de Neva, el Granada firma su mejor temporada al clasificarse por derecho propio en la próxima edición de la Europa League tras quedar séptimo en la tabla. Con el tercer presupuesto más bajo de la categoría (37 millones de euros), le faltó la pizca de suerte para entrar en la finalísima de la Copa del Rey y haber firmado -si se puede ya- la mejor página.
El devenir de Carlos Neva como rojiblanco ha sido fulgurante y a destacar desde el principio. Debutó en Primera ante nada más y nada menos que ante el Barça, deslumbrando a propios y extraños ante su colosal partido. Le valió para que Diego Martínez, el gran director de orquesta, le diera la oportunidad y la confianza necesarias para asentarse entre los grandes.
Minutos, oportunidades aprovechadas y la cabeza amueblada le han valido para que a Carlitos tenga ya preparado el pasaporte para llevar el nombre de su club, el Granada, y de su ciudad, El Puerto, por toda Europa. Esta ha sido su primera temporada en Primera, vendrán más. Llegarán tiempos menos gloriosos. O no. Pero Carlos Neva disfruta porque puede de su año mágico. Una revelación y un futuro que empieza a escribir con letras de oro.
Sin duda, el mejor regalo que él ha podido hacerle en su cumpleaños a la fan número 1, su madre.
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