Sin llegar a ser una sorpresa demasiado extraordinaria, esta semana saltaba la noticia (o más bien confirmación), de que Monseñor Mazuelos era nombrado Obispo de Canarias y, por consiguiente, deja de ser pastor de nuestra Diócesis. Aunque su marcha no se hará efectiva hasta el próximo otoño, los algo más de 11 años de episcopado de Monseñor Mazuelos ya empiezan a ser parte de la historia de la Diócesis de Asidonia-Jerez.
Se abren ahora las dudas y las quinielas sobre quién será su sucesor y cuarto obispo de la Diócesis, meras especulaciones hasta que Su Santidad el Papa apruebe el nombramiento. D. José Mazuelos se marcha a las Islas Canarias tras una labor pastoral sin grandes sobresaltos.
Es evidente que en una Iglesia Católica de tan amplias sensibilidades, habrá opiniones diversas sobre el paso de Monseñor Mazuelos por la Diócesis de Asidonia-Jerez. Una labor en las dos peores crisis económicas que han obligado al conjunto de la Iglesia española y, en concreto, a nuestra Diócesis, a maximizar los esfuerzos para poder atender a cada vez mayor población.
Pero Monseñor Mazuelos ha tenido varios guiños con El Puerto en estos poco más de 11 años al frente de la Diócesis. Primero elevando a categoría de Basílica Menor a nuestra Iglesia Mayor Prioral Nuestra Señora de Los Milagros y, también, situando en su círculo de gobierno más próximo a D. Diego Valle, párroco de dicha Basílica Menor.
La etapa de D. José Mazuelos al frente de la Diócesis finaliza en un momento atípico en el que aún estamos acostumbrándonos a la nueva realidad post-covid. Una etapa en la que D. José ha dejado caminar a la Iglesia, en la que se ha mirado con mucho cariño el rico patrimonio que atesora la Iglesia, pero que no deja de ser patrimonio de la ciudad, y en el que se ha buscado siempre la prudencia, la asistencia y el pegar Iglesia y realidad Hasta ahora, 3 obispos y 3 formas muy distintas de ejercer de obispo.
De Bellido Caro a Juan del Río y finalmente José Mazuelos para 40 años de Diócesis que aguarda ahora la llegada de un nuevo prelado para afrontar los complicados momentos que llegan pero, también, a impulsar algunas de las cuestiones que no se han podido hacer en estos años.
La Iglesia de El Puerto, sus comunidades, sus parroquias, sus hermandades aguardan ya el nombramiento del nuevo Obispo. Un cambio que siempre supone una mirada distinta, una manera distinta, una perspectiva, incluso, distinta, de la labor de la Iglesia en el mundo y de la gestión interna de la propia Iglesia.
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