Educar para el futuro

Banalizar el lenguaje para crear odio y enfrentamiento

Tanto odio acumulado está retroalimentando el enfrentamiento que lo está causando y las consecuencias despuntan en el horizonte, pero aún podemos pararlas

Publicado: 15/11/2019 ·
12:37
· Actualizado: 15/11/2019 · 12:38
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Banal: (Adjetivo) Trivial, común, insustancial. Banalizar: (Verbo transitivo) Dar a algo carácter banal. Así define estas palabras el diccionario de la lengua española y aquí trataré sobre la consecuencia de la frecuente banalización del lenguaje practicada en medios de comunicación y por personas mediáticas (no solo políticos).

Se acusa y ridiculiza “alegremente” a las personas, a sus ideas y a sus propuestas sin pensar en el enfrentamiento que se está fraguando. Se miente con total impunidad sobre asuntos fundamentales para la sociedad y se banalizan para quitarles importancia en favor de los que sirven a determinados intereses.

Al principio donde más se hizo fue en torno al debate político, banalizándose de forma artera y cínica el significado de muchos adjetivos para aplicárselos a los rivales solo por el hecho de serlos, tildándolos por ejemplo de extremistas o fascistas, sabiendo que tales calificativos se relacionan con el totalitarismo, el enfrentamiento social y con situaciones democráticamente insostenibles.

Pero debido a la creciente politización de la vida cotidiana y al hecho de que banalizar en un debate permite prescindir del razonamiento y la lógica, esta manipulación del lenguaje se ha extendido a cualquier asunto donde haya rivalidad (sea o no relevante) y por cualquier chorrada pueden llamarte de todo (machista, racista, etc.) Banalizar un asunto o una persona puede ser peor que mentir.

Ambas acciones están motivadas por intereses, pero sabiendo que algo es una mentira – encubierta o descarada – solo lo asumimos cuando nos interesa; en cambio bajo las mismas circunstancias sabiendo que se ha banalizado algo o alguien podemos quitarle importancia y asumirlo también por empatía con quien lo dice, por cómo nos transmite sus ideas o incluso por nuestro estado de ánimo en ese momento.

Lo peor de esto es que uno puede llegar a olvidar sus circunstancias y lo que realmente le interesa, lo cual favorece a los populismos tanto en la política como en cualquier forma de pensar y actuar. Todos hemos oído frases tan peculiares como: “estás de acuerdo con lo que dice porque te cae mejor”, “me gustan sus ideas por cómo las expone”, etc.

Banalizar el lenguaje es un instrumento al servicio de las emociones y de él se valen para bloquear el sentido crítico que se basa en analizar y razonar, impidiendo que se adopten posturas por motivos lógicos, morales o éticos.

Esto solo provoca el enfrentamiento entre las personas y el odio que genera es preocupante en las redes sociales, causado en parte por el trato cada vez más banal que se da a muchas personas y a tantos asuntos que de verdad afectan y preocupan a la mayoría de la sociedad.

Tanto odio acumulado está retroalimentando el enfrentamiento que lo está causando y las consecuencias despuntan en el horizonte, pero aún podemos pararlas.

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