Os imagináis, amigos, esta crisis en Cataluña con la mitad del Gobierno defendiendo la Constitución y la otra mitad del Gobierno, con Podemos dentro, diciendo que hay presos políticos en Cataluña y defendiendo el derecho de autodeterminación en Cataluña… dónde estaría España, dónde estaría la izquierda”.
Ésta y otras lindezas (como el famoso ni yo ni el 95% de los españoles podría dormir tranquilo con Pablo Iglesias de vicepresidente del Gobierno) no hace ni una semana que dedicada Pedro Sánchez, líder del PSOE, a su nuevo socio.
Descalificaciones, muy graves, sobre cuestiones profundamente claves y centrales de lo que debe ser la posición de un Gobierno de España, realizadas en plena campaña de unas elecciones a las que Pedro Sánchez nos llevó por no haber alcanzado precisamente un acuerdo con Podemos, a pesar de los supuestos intentos.
No cabe mayor tomadura de pelo. La urgente y precipitada imagen del abrazo entre los dos líderes políticos supone tomar por tontos a unos ciudadanos que hemos tenido que gastar 140 millones de euros, seis meses y un país bloqueado para, al final, de prisa y corriendo, volver al punto de partida del que no fueron sino ellos los que se alejaron.
Da igual qué se piense sobre si la acción del próximo Gobierno será buena o mala para el país, pero es absolutamente inaceptable y grosero que después de todo, ahora sellen su amor como si nada se hubieran dicho ni nada hubiera pasado. Ciertamente es responsable intentar formar gobierno después de que se hayan tenido que repetir las elecciones, pero no cabe mayor irresponsabilidad en quienes firman un acuerdo tras haber sido ellos mismos los causantes de la repetición electoral.
No hay quien se enfrente a una hemeroteca tan en su contra como Pedro Sánchez quien, una vez más, antepone su interés personal de ser presidente a cualquier costa, incluso a costa de su propia palabra y dignidad.
¿O ya no recuerda todo lo que tanto él como Adriana Lastra dijeron a Pablo Iglesias en la tribuna del Congreso minutos antes de que fracasara, de nuevo, la investidura de Pedro Sánchez? ¿Cómo puede ahora pedir confianza a ciudadanos, empresas, inversores, pensionistas, autónomos… si fue él mismo quien dijo tal cantidad de indecencias de quien ahora será su vicepresidente? No hace falta que empiece a funcionar el nuevo Gobierno (si finalmente consigue los apoyos necesarios en la investidura, que será que sí) para ser ya una enmienda a la totalidad de todo cuánto los socialistas nos han prometido.
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