Leocadia Benavente
El Puerto vuelve a la casilla de salida. Así de gráfica fue la definición de uno de los Jefes de Servicio que acompañó al alcalde Beardo en la explicación de la situación que se abre tras la sentencia del TSJA que declara la nulidad del Plan General. La realidad es esa si uno la mira con ojos sinceros.
El Puerto vuelve a estar sin Plan General, o con un plan general fantasma, que va a durar lo que el Tribunal Supremo tarde en confirmar cualquiera de los tres motivos de nulidad que pone encima de la mesa la sentencia del TSJA.
Levantar un motivo de nulidad sería posible si se dieran las circunstancias, pero levantar tres se me antoja imposible. Además El Puerto sigue sin Plan Especial de Casco Histórico, al que este equipo de Gobierno ha dado un plazo extra para presentar alegaciones, como si no estuviera ya más que alegado.
Supongo que estarán esperando a que la crisis mundial llegue con toda su virulencia para tener la tormenta perfecta porque si no, no me explico cómo no se ponen un petardo ahí mismo para terminar de aprobarlo.
Más de dos millones de euros más tarde, que es lo que costó el PGOU, y sin Plan Especial de Casco Histórico aprobado, me ha faltado un compromiso municipal de que el modelo de ciudad no se va a tocar, que las soluciones urbanísticas del PGOU no se van a repensar, que los suelos van a mantener la naturaleza que les da el actual plan, y en definitiva que se van a realizar todos los trámites para tener el plan nuevamente aprobado como si les fuera la vida en ello.
Un mal plan es mejor que ningún plan. Lo otro es abrir la Caja de Pandora.
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