El final de la Semana Santa portuense quiso certificar el buen sabor de boca que había dejado en esta Semana Mayor, donde El Puerto ha sellado su crecimiento cofrade y señala el camino a seguir para los venideros años para las Hermandades como para las agrupaciones.
El Resucitado quiso resacirse de cualquier contratiempo posiblde. Las nubes iniciales completaron una mañana perfecta para ver claramente el monumental misterio que está realizando la cofradía portuense.
Un barco con un patrón, la imagen renovada del sevillano Babío, que dejó sin palabras a la marea de público que acompañó a una Hermandad que cumplió sus 19 años ante un paso que sigue en construcción y que alumbra la majestuosidad y con la que, además, se suma a la nómina de pasos que también engrandecen la Semana Santa.
Con el dorado del frontal que estrenaba este año, brilló más si cabe de una vitalidad y de un recorrido que fue completado con un colofón que se disfrutó desde el principio hasta el final. El Resucitado volvió a estar acompañado bajo los sones de Los Polillas, dejando la esperanza de que el tiempo pase cuanto más ligero mejor.
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