La Semana Santa entra en su ecuador y con él con la llegada masiva de visitantes, la ciudad, el entorno, se presta para abrir la primera remesa de foráneos en el presente año. Toda una oportunidad la que se presenta para ofrecer el mejor escenario y éste sirva para terminar de convencerlo y repita en próximas fechas.
La Semana Santa portuense es a todas luces el destino perfecto para todo aquel que prefiere descansar, disfrutar de la tranquilidad que ofrece y además como reclamo prioritario y principal, la playa.
El hecho diferencial que tiene su peso es precisamente la costa. Las tradiciones, amenizada por la grastronomía imperdible, el tiempo y las playas, son los alicientes elegidos por no pocos turistas.
Es por ello que la Semana Santa, más allá de lo que ésta significa a nivel cristiano, tradicional y como fuente importante de ingreso, es la llave de entrada para futuros visitantes que no dudarán en repetir en volver a El Puerto -tal y como ya ha sucedido en multitud de casos- si la impresión es satisfactoria. Disfrutar ya a estas alturas de la primavera de estas temperaturas es el signo indudable de que la campaña preveraniega abre la temporada de visitantes.
Por eso es crucial el cuidad y mimar a una tradición, que siendo ya inigualable por su peso y por su potencial humano, artístico y devocional, debe tener todo el apoyo institucional y empresarial para hacer de la Semana Santa la tarjeta de presentación para que la ciudad se convierta en el referente no ya del disfrute procesional, sino también el avance para que nos visiten más y más foráneos. La Semana Santa es lo más importante.
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