La Puntilla

Dimitir no se conjuga

Como buen licenciado en derecho lo achaca todo a la torpeza y la ingenuidad, cuestiones en ningún momento delictivas por sí mismas

Publicado: 05/04/2019 ·
11:14
· Actualizado: 05/04/2019 · 11:14
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Autor

Jesús González Beltrán

Jesús González es doctor en Historia. Catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Cádiz

La Puntilla

La Puntilla es un análisis de la actualidad política, con especial referencia a El Puerto de Santa María

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Durante los últimos días el panorama político de El Puerto ha estado convulsionado. Ello se ha debido a la aparición de un email escrito por el actual Sr. alcalde en 2014, cuando aún era solo un aspirante a serlo, y en el que indicaba a su superior en la empresa pública de la Junta de Andalucía en la que trabajaba que “en los próximos 7 meses me he de volcar intensivamente en las labores del PSOE y no podré estar presente en el CADE”, y que asumiera “esta menor dedicación a mi puesto profesional”. Todo ello indicando que “no podría plantear dedicarme a la política renunciando a mi sueldo como trabajador de la Fundación”.

Lo que se desprende de dichas palabras todo el mundo lo ha entendido, a pesar de lo cual el Sr. alcalde se ha empeñado en recalcarlo: se trataba de una solicitud de flexibilidad horaria.

Ante el revuelo la máxima autoridad local ha indicado que “puedo ser ingenuo y torpe (…), yo soy así de ingenuo pero no soy un defraudador”. Si es torpe, y el mismo lo reconoce, no habrá que ponerlo en duda, pero ¿ingenuo? no es. Como buen licenciado en derecho lo achaca todo a la torpeza y la ingenuidad, cuestiones en ningún momento delictivas por sí mismas. Podía haber exprimido algo más la defensa y alegar que en el momento de redactar el email sufría enajenación mental transitoria motivada por el estrés de verse candidato a la alcaldía de una ciudad como El Puerto, hubiera sido comprensible. Pero luego se defiende de una acusación que nadie le ha hecho, “yo no soy un defraudador”.

Por supuesto, en este país, aunque muchos se empeñan en lo contrario, prevalece el derecho de presunción de inocencia. Dice que su petición no fue atendida y, de momento, es la única conclusión válida del asunto. Las muchas veces que, durante dichos 7 meses, asistió a reuniones con colectivos, dio ruedas de prensa o participó en otros actos electorales en horario laboral, de los que hay constancia en prensa, tendrán otra explicación, pero desde luego no pueden deberse a la flexibilidad horaria que pedía en un email que nunca fue tenido en cuenta. Y, además, así lo han refrendado los altos cargos del PSOE que, en la pasada semana, vinieron a nuestra localidad para representar la versión portuense de “David, lo entiendo, sé fuerte”.

Por tanto, esas exigencias de dimisión que le han llegado desde todo el arco político, incluso desde IU, su ya ex-socio de gobierno, no tienen razón de ser. El verbo dimitir, el Sr. alcalde lo conjuga excepto en la primera persona del singular y del plural. En España el dimitir, como el inventar, es siempre cosa de los otros.

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