La tribuna de El Puerto

Las malas compañías

La foto en su día publicada de Diego Muñoz en una reunión en la sede de Ciudadanos no pudo ser más cutre, revelando que Ciudadanos sigue teniendo mucho de I.P.

Publicado: 08/03/2019 ·
11:19
· Actualizado: 08/03/2019 · 11:20
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Viva El Puerto

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Leocadia Benavente

Entraba yo a tomar un café en una cafetería de El Puerto, cuando en la misma me encuentro a Germán Beardo, candidato a la Alcaldía por el PP, con Diego Muñoz, el último concejal de Urbanismo condenado por prevaricación de este santo Ayuntamiento, que ha tenido el dudoso honor de tener condenados uno tras otro a los distintos concejales que han pasado por el área e incluso a un Jefe de Servicio de Licencias, que se dice pronto.

Mientras esperaba a mi cita de trabajo, pensaba en cuál podía ser el motivo del encuentro del candidato popular y el que en su día renegó del PP para entrar en Ciudadanos.  

La materia de urbanismo siempre ha sido propensa a la condena de sus responsables, aunque por otro lado es evidente que el que no quiere líos, no sale salpicado. Si uno tramita ordenadamente, toma las decisiones libremente y no hace el “egipcio” entonces saldrá indemne de la tarea.

Le diría yo a Germán Beardo que no escuche muchos consejos de quien en su día decidió dejar de cumplir la ley y por ello le cayeron ocho años de inhabilitación en el Juzgado de lo Penal, que imagino recurriría.

Elaboró Diego Muñoz una teoría absurda sobre la disciplina urbanística que no aguantó, como algunos le advertimos, el filtro de la Justicia. La condena fue por cuatro expedientes que dejó sin firmar, pero la realidad es que fueron muchos más. Yo, que lo sucedí en la Concejalía de Urbanismo, me encontré con más de cuarenta carpetas sin firmar de todo tipo, algunas de empresas muy señaladas de esta ciudad a las que el concejal beneficiaba no rubricando los decretos sancionadores.

Otras eran decretos de viviendas construidas al margen del planeamiento, de las que desconozco el motivo por el que se veían beneficiadas con su omisión paralizante del expediente, frente a otros casos que si continuaban. Lo peor de todo es que con su decisión de “innovar” en la aplicación de la disciplina urbanística, casi se lleva por delante a los funcionarios que atónitos veían acumularse las carpetas sin firmar en su despacho. La dimisión de Diego Muñoz yo nunca la entendí, porque no había motivos aparentes para ello.

Siempre he pensado que fue asesorado para intentar dinamitar el PP y buscar un cambio en los pactos de cara a las elecciones que habían de venir. En su salida, se despachó a gusto contra el PP e inmediatamente ingresó en Ciudadanos.

La foto en su día publicada de Diego Muñoz en una reunión en la sede de Ciudadanos no pudo ser más cutre, revelando que Ciudadanos sigue teniendo mucho de I.P.

En política, y ya se dice desde los romanos, no sólo hay que serlo honrado, sino parecerlo. Y determinadas amistades son como el grupo de música, “peligrosas”, porque si lo que se busca es asesoramiento en un caso concreto, para ello se supone que está el fichaje que ha realizado el candidato pepero para urbanismo, ¿o es que después de proponerla no confía en el criterio o conocimiento de la persona que él ha llamado para ser concejal de esa materia? 

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