Si Puigdemont quiere un mediador sólo tiene que venir al Congreso de los Diputados”. Así lo afirmaba Pedro Sánchez que, como la vicepresidenta misma asumió, no tiene nada que ver con el presidente del Gobierno. Es decir, el presidente Sánchez ha tomado una decisión absolutamente contraria a la que con vehemencia defendía siendo Pedro.
Y lo peor es que se extraña de que haya muchos españoles muy cabreados. En realidad, el relator no es más que la gota que ha colmado el vaso de tanta gente que lleva viendo cómo cada escalón que los independentistas han puesto por delante del Gobierno de España, éste lo ha subido.
El objetivo de Pedro Sánchez no da lugar a dudas: necesita la plena satisfacción de PdCAT y ERC para poder aprobar los Presupuestos o, lo que es lo mismo, para no tener que convocar elecciones anticipadas y porque, además, aún tiene hipoteca pendiente del préstamo solicitado para sacar adelante la moción de censura.
Casi más grave que el hecho en sí de que el Gobierno acepte la demanda secesionista de que haya un mediador (como si de un conflicto internacional se tratase) resultan las explicaciones y argumentos que nos quieren hacer tragar.
En Andalucía ya la conocíamos, pero gran parte de España está ahora dándose cuenta de quién es Carmen Calvo. La misma que dijo en su día que el dinero público no es de nadie o del famoso “ni dixit ni pixit”, la misma que dijo que el Pedro Sánchez de mayo no tiene nada que ver con el Pedro Sánchez presidente del Gobierno, ahora bromea con semejante desatino diciendo que es como un grupo de wathsapp de alto nivel. Miren, vayan a reírse de otros porque los españoles bastante tenemos con llegar a final de mes e intentar ser algo felices en nuestros pequeños mundos como para que todo un Gobierno quiera ahora chuflearse. Porque es imposible aceptar un mediador cuando la otra parte te está exigiendo una ilegalidad; porque es imposible aceptar un mediador que deje al margen la soberanía nacional.
Los relatores o mediadores son figuras a las que se recurre en determinadas ocasiones para poner de acuerdo a dos partes que no logran llevar a buen puerto una negociación.
Pero es que, como bien dijo el Pedro Sánchez de antes de mayo, el mismo que dijo que no sería presidente a costa de cualquier precio ni aceptando los votos de los que quieren romper España, si los independentistas quieren un mediador, que acudan al Congreso, donde han sido invitados y llamados.
Pero no, Pedro Sánchez va siguiendo paso a paso las órdenes de Puigdemont y Torra sin dar la cara más que en la portada de un libro con título igual a otro ya existente y cuya autoría él mismo ha puesto en duda, sin contestar a preguntas en las escasas ruedas de prensa que ha ofrecido y poniendo a la vicepresidenta que lo es de Igualdad, pero que se ve que no entre todos los españoles.
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