Es posible que las generaciones más recientes desconozcan este baile, pero a buen seguro, muchos escuchan la palabra Yenka y enseguida son capaces de continuar con el “izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos tres”. Pues en estos tres meses que lleva Pedro Sánchez en el Gobierno (porque en La Moncloa propiamente ha estado mucho menos tiempo) más que aficionado a The Killers parece estar permanentemente entonando esta mítica canción.
Aunque el refranero español sentencie que rectificar es de sabios, desde luego no es esa la impresión que está dando el continuo ir y venir del Gobierno de Pedro Sánchez, un ejecutivo que no suele tardar más de 24 horas en anunciar una cosa y la contraria y, en ocasiones, incluso una tercera distinta.
Lo mismo se anuncia el impuesto al diésel a la misma hora que la ministra correspondiente lo está negando, que se anuncia un proyecto para el Valle de los Caídos que finalmente va a ser otro o se prepara un decreto ley que, al final resulta que no va a ser tramitado como tal. Igual un día acogemos que al día siguiente expulsamos, como también se puede en cuestión de horas pasar de negar amparo a un juez a contratarle una defensa.
Incluso los más devotos de este Gobierno ya han mostrado su hartazgo por estos continuos vaivenes que no parecen serios viniendo del Gobierno de España. Porque, al final, es el prestigio del país, su confianza como nación la que se pone en entredicho con una serie de políticas que ya nunca sabremos si será esa o si, a las horas o al día siguiente, será la contraria.
Entre las incoherencias entre lo expresado en la oposición y lo llevado a cabo desde el Gobierno y en el camino de acceso a La Moncloa, los permanentes cambios de discurso y de decisiones, las autorrectificaciones… la política de gestos del Gobierno de Pedro Sánchez está rozando los límites del humor, si no fuera por la seriedad que conlleva la acción gubernamental.
Y todo esto sin entrar en las distintas decisiones tomadas como pago del apoyo en la moción de censura y que están marcando gran parte de la agenda de este Gobierno. De las gafas de sol, los gestos de las manos y la ministra de Defensa regando macetas hemos pasado a ir dando cumplimiento a los peajes que pusieron los partidos que auparon a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. Teniendo en cuenta el ritmo que lleva el Gobierno de rectificaciones, igual mañana este texto ya habría que cambiarlo. O no.
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