La tribuna de El Puerto

Cerrar filas

"Cerrar filas” es una expresión procedente del léxico militar que se empleaba para ordenar la protección física de una persona o lugar

Publicado: 15/06/2018 ·
10:25
· Actualizado: 15/06/2018 · 10:25
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"Cerrar filas” es una expresión procedente del léxico militar que se empleaba para ordenar la protección física de una persona o lugar. En estos días se habla del cierre de filas en torno a la unidad del Partido Popular tras la dimisión del Sr. Rajoy. Se asemeja esta llamada a las antiguas órdenes militares, ya no en el concepto de protección sino en el de la obediencia ciega. Y mucho me temo que el partido cerrará filas en torno a la cúpula del mismo en un alarde por proteger lo que le está llevando a su propia crisis interna: la defensa de un sistema, en mi opinión, caduco.

A los votantes nos molesta esta constante por mantener un sistema que se refresca de vez en cuando con caras nuevas.  Si, nuevas, pero obedientes y bien instruidas para garantizar que la regeneración no suponga la ruptura del régimen… no vaya a ser que alguno acabe en el paro.    

En el último comité al que asistí de mi partido – el Partido Popular para más señas- fui testigo de un cierre de filas en toda regla. Y digo en toda regla porque hasta contó con su episodio de confrontación física. Verán, les cuento: tras la oposición pública de seis concejales -entre los cuales me encontraba- al nombramiento del actual presidente, se convocó un comité urgente y extraordinario para, con alevosía y apoyar la elección del mismo como candidato.  

Corrían, entonces,  rumores de que el anterior secretario local, cesado de una manera poco digna, denunciaría ante los allí presentes que una parte de la cuantía económica que recibía el Grupo Municipal del Partido Popular del presupuesto del Consistorio estaba sin justificar.

Conocedores de esta circunstancia, se trató por parte de algunos miembros del comité de impedir la entrada al secretario que impotente ante la “barrera humana” -¿recuerdan el símil militar?-, esperó en las inmediaciones de la sede a que se le permitiera pedir explicaciones.  

Finalizado el comité extraordinario y a pesar de la insistencia por parte de alguno de los mismos “porteros de discoteca” porque nos fuéramos a la mayor brevedad posible, el secretario provincial, Antonio Saldaña, le invitó a entrar.

Fue entonces cuando hizo saber a éste y a los que allí alrededor estábamos que parte de la asignación del Grupo Municipal estaba pendientes de justificar por parte del nuevo presidente. Saldaña, ante la denuncia, exigió al recién nombrado presidente que justificara dicha cantidad en el plazo de un mes pues fue él, en palabras del ex secretario local, quien dispuso de ella. Han pasado ya más de tres meses desde aquel nueve de marzo.

El plazo ha vencido y la justificación sigue sin llegar y lo que es peor: ninguna medida ha sido tomada al respecto a pesar de la advertencia de Saldaña. Fíjense si no se ha dado ninguna explicación que este hecho ha motivado que el ex secretario presente su baja como afiliado del Partido Popular.

Sé que muchos me acusarán de cierto afán de revanchismo, de hacer daño gratuitamente... pero el problema es de ellos, no mío. Yo no estoy sometido a esa obediencia ciega, nunca lo estuve y por no estarlo me fui. Yo he vivido en primera persona ese cierre de filas carente de independencia y un ejemplo de ello es el episodio que hoy describo. Y si en mis palabras ven revanchismo, yo en su acusación veo falta de libertad.

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