El pasado viernes el Gobierno de la ciudad propuso al pleno municipal una modificación de créditos presupuestarios para dotar financieramente la tan demandada rehabilitación del edificio del Hospital de San Juan de Dios, sede de la Hermandad de Afligidos, sita en la calle Micaela Aramburu. El inmueble, que sufre décadas de abandono, podrá rehabilitarse gracias al Gobierno de Germán Beardo, en una actuación que contempla fondos europeos y cofinanciación municipal. Sin embargo, los concejales de Vox, encabezados por Fito Carreto, decidieron decirle un NO rotundo a la ciudad.
Personalmente pienso que Vox se ha equivocado adoptando una decisión que intentaba fastidiar al alcalde y a los concejales del Gobierno, pero que, si les hubiese salido bien, habría entorpecido el progreso y la mejora de nuestra ciudad.El odio que los ediles de Vox demuestran mes a mes a los miembros del Gobierno portuense está sobrepasando todas las líneas rojas, ya que son capaces de pronunciarse abiertamente contra el progreso de la ciudad sin importarles lo más mínimo si El Puerto se ancla en el pasado sin poder avanzar.
El ejecutivo local hace hincapié en este expediente administrativo toda vez que en los últimos años hemos ido viendo cómo un edificio tan emblemático como el Hospital San Juan de Dios ha venido deteriorándose porque ningún alcalde quiso mirar hacia la calle Micaela Aramburu, hasta que llegó Germán Beardo y encomendó a los miembros del Gobierno la búsqueda de los fondos necesarios para actuar en el inmueble. Se consiguió entonces una subvención de la Unión Europea que cubre el 80% del presupuesto, aportando el Ayuntamiento el 20% restante, aportación sobre la que Fito Carreto y sus concejales han votado en contra.
Debo decir que ya se hicieron los trabajos previos para comprobar la situación en la que se encuentra el edificio, y, a posteriori, se ha llevado a cabo la redacción del proyecto de obra, siendo ahora por tanto necesaria la oportuna dotación de créditos para poder licitar la iniciativa y que dispongamos cuanto antes de una empresa que arregle lo que otros decidieron abandonar.
Como portavoz del Gobierno de El Puerto, jamás podré entender cómo Vox y sus concejales se pueden permitir el lujo de votar en contra de una inversión tan importante en nuestra ciudad, y, más aún, sabiendo que no se trata tan solo de un edificio con identidad propia que nos define como ciudad y que cuenta con especial cariño por parte de todos los portuenses sino que, además, es sede de una Hermandad señera que cada Lunes Santo nos hace vibrar con su manera de evangelizar.
Personalmente pienso que Vox se ha equivocado adoptando una decisión que intentaba fastidiar al alcalde y a los concejales del Gobierno, pero que, si les hubiese salido bien, habría entorpecido el progreso y la mejora de nuestra ciudad.
Y esto no es todo: Vox también ha votado en contra de que se pueda llevar a cabo la redacción del puente rodado sobre el río Guadalete a la altura de la Plaza de la Pescadería, negativa que constituye un auténtico sinsentido, ya que todos sabemos que los portuenses llevamos décadas pidiendo que ese puente se convierta en realidad. En contra de tan generalizado sentimiento, los concejales de Vox, de nuevo en una demostración de odio hacia el Gobierno local, fueron capaces de decir alto y claro NO al puente sobre el Guadalete.
Yo no entiendo nada de lo que estos señores son capaces de hacer pleno tras pleno, mes a mes, en las sesiones en las que la Corporación se sienta a debatir sobre el devenir de El Puerto, pero, sin duda, en la del pasado viernes han sobrepasado todos los límites que la ciudad podía permitirles.
Desde estas líneas les intento contar a los portuenses lo que está ocurriendo en un órgano político tan importante como es el Pleno, porque tenemos que ser conscientes de que hay personas que se dedican a poner palos en la rueda, a remar a contracorriente, o básicamente a criticarlo todo, por la sencilla razón de que no han tenido la oportunidad de ser ellos los que cogieran el timón de la ciudad tras las elecciones de mayo del pasado año.
De no ser por el apoyo en las urnas que Germán Beardo recibió de la gran mayoría de portuenses, la actitud de Vox nos estaría llevando al bloqueo y a más años de parálisis, siguiendo un patrón que ya sufrimos cuando gobernaron otros que no eran capaces de tomar decisiones o que ni tan siquiera tenían proyecto para El Puerto.
Sin dejar a un lado otros asuntos de interés para los portuenses, el señor Carreto y sus concejales de Vox también se pronunciaron en contra de las obras necesarias en la Plaza de Toros o del nuevo contrato de Mantenimiento de las Pistas Deportivas. Yo quiero pensar que no se habían dignado a leer el punto que estábamos votando, pues no puede existir tanta maldad como para permitir que la ciudad se quede sin temporada taurina, con las pistas deportivas cerradas, el Hospital San Juan de Dios derruido (con el respectivo daño que le causaría a la Hermandad de Afligidos) y con un Guadalete sin puente hacia la otra banda.
Pero si ellos piensan que decirle NO a El Puerto es dañar al Gobierno de Germán Beardo se equivocan, porque nosotros seguiremos trabajando por mejorar nuestra ciudad, y si ellos se entretienen poniendo palos en las ruedas, que sigan haciéndolo, pero ya les digo que jamás lo conseguirán, porque hoy la ciudad cuenta con un gobierno capaz y responsable que nunca tomará los derroteros que parece que Vox cree necesarios.
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