La junta directiva de la Federación Local de Asociaciones Vecinales (Flave) ‘Sol y Mar’, con su presidente al frente, José Rodríguez, exige al alcalde, Germán Beardo, atender todas las necesidades de los barrios portuenses “que son muchas”, y a dejar de lado la “aversión que está demostrando por vecinos, asociaciones vecinales, federación y la participación ciudadana en general, y que no tiene fundamento alguno”, explica Rodríguez.
La federación considera que el alcalde “aprovecha la mínima ocasión que tiene para fastidiar a las asociaciones vecinales que no le bailan el agua, sin justificación alguna”. “Si demuestran que están en contra de la política que está llevando Beardo, se les cierra el grifo o no se atienden sus reivindicaciones”, afirman.
Continúa diciendo que “el extremo de esta política injustificada es el intento y comunicación del cierre de los locales asociativos de algunas entidades vecinales, como pueden ser Tres Fases de Fermesa y El Juncal”. La Flave ha tenido constancia, hasta el momento, de que el equipo de Gobierno “ha instado a dos asociaciones vecinales a que dejen su local”. “Los motivos, considera Rodríguez, no se sostienen. Hay asociaciones que no pueden hacer frente a los gastos derivados de mantener el local abierto; otras no pueden sufragar actividades; otras no pueden pagar el seguro, etc., y el Gobierno municipal, en vez de restaurar las subvenciones, que suponían una ayuda, se dedica a pisotearlas”, dice.
“A ello hay que sumar -denuncian desde la FLAVE- la situación en la que se encuentra la propia federación, que en el mes de noviembre de 2023 ya recibió una carta comunicando el desalojo inmediato de su local, por lo que la Flave está inmersa en un litigio con el Ayuntamiento”.
“Estamos cansados de los desprecios del equipo de Gobierno, de los concejales y del propio alcalde, pero no van a conseguir acabar con el movimiento vecinal”, explica el presidente. Algunos de los pasos que ha dado el equipo de Gobierno, plantea, son “eliminar las ayudas o subvenciones, que hacían posible ir haciendo frente a los gastos necesarios; cambiar el nombre a la Concejalía de Participación Ciudadana por Relaciones con la Ciudadanía, que dice mucho del objetivo de este gobierno; no hacer frente a las necesidades de los barrios; no eliminar los problemas existentes en las calles; no firmar el Manifiesto Ciudadano y el consiguiente convenio entre la Flave y el Ayuntamiento o no apoyarse en las asociaciones vecinales para conocer las demandas y reivindicaciones de cada zona de la ciudad”, concluye.
Finalmente, Rodríguez entiende que “ya es hora de que el alcalde se ponga en serio con la tarea que le han encomendado los portuenses: gobernar la ciudad, sin dejar a nadie de lado; sin menospreciar a los vecinos; sin castigar a las asociaciones vecinales que no piensan como él y que solo piden que se arreglen sus problemas; sin cargarse la participación ciudadana, etc.”.
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