Las ruinas de la antigua iglesia de San Miguel son un pozo sin fondo de sorpresas, que a cada pocos metros, guardan un nuevo trozo de la historia de la ciudad. En las últimas horas, a las pinturas góticas, criptas, restos óseos, cerámicas y demás vestigios encontrados, se han sumado unas nuevas pinturas, que parecen datar del siglo XVI, y cuya importancia reside en el hecho de que identifican la que fue la capilla bautismal del templo.
En concreto se han hallado dos pinturas diferenciadas. Bajo el primer arco se han encontrado tres querubines en tonos dorados sobre la corona de una Virgen cuyo rostro se ha perdido. A los lados de ésta, se aprecia de forma nítida a dos ángeles, que están levantándole el manto.
Todavía los tres restauradores, de Baeza, que están trabajando en las ruinas no han podido inspeccionar las pinturas, por lo que se espera que tras la primera capa azul aparezcan más personajes de los que se pueden apreciar algunas piezas sueltas, como un pie que descuelga en la zona inferior.
Pero la obra clave que determina el uso de la capilla, en esta iglesia que se construyó en el siglo XV, está en el lateral izquierdo de la misma. Ahí puede verse un cordero recostado sobre un libro y una mano señalando la escena, simbología que, tal y como apuntan a VIVA los arqueólogos encargados del proyecto, Vicente Barba y Alberto Fernández, “hace alusión claramente a San Juan Bautista”. “Ahora vendrá la restauradora a levantar la capa de pintura externa, poco a poco, y con un bisturí, para ver qué es lo que hay exactamente debajo”, explica Barba mientras su compañero supervisa metro a metro el trabajo que los operarios siguen realizando para ‘desenterrar’ las paredes del antiguo templo.
El proceso descrito por el arqueólogo ya se ha completado con las pinturas góticas aparecidas en la zona del ábside. “Se han cubierto con capas de papel de arroz que, rociadas con un producto especial, permiten su consolidación”, detalla Barba.
Más apariciones
Otra de las novedades que está resultando de la excavación se encuentra en la nave central, donde se ha hallado una ‘piscina’ que se encontraba bajo el nivel del suelo de la iglesia y que, “por el hormigonado que muestra, apunta a ser de época romana”. Este espacio fue llenado en el pasado de escombro y basura, pues se ha llegado a encontrar una bolsa del extinto supermercado Simago. “Debemos seguir investigando”, concluye Barba sobre este espacio de cuadrado, de unos cuatro metros de lado, que viene a continuar con el ‘relato’ mostrado en otras zonas de las ruinas sobre el pasado de un edificio de época romana en el lugar.
Todavía queda sobre el terreno “al menos un mes y medio” de trabajo de excavación “y, luego, habrá que hacer un amplio informe de todo lo que se ha encontrado. En estas próximas semanas se va a investigar la posible existencia de una tercera cripta. Ya se ha abierto una bajo el ábside, en la que se encontró “una gran cantidad de huesos humanos” y otra más en la zona derecha del templo, en la que todavía se conserva el suelo de mármol original y que alberga “uno de los misterios de la antigua iglesia”. Y es que cuenta con un pozo, de unos siete u ocho metros, cuyo uso no se explica en el contexto habitual de una cripta. “Cuando empezamos a excavar la encontramos con algunas botellas, por lo que sabemos que, posteriormente, fue utilizada a modo de bodega por las personas que vivieron aquí”, aclara Alberto Fernández, que también apunta a que esta zona pertenece a la construcción original de la iglesia.
Abierto al público
Todos estos restos se van a dar a conocer a la ciudadanía jiennense en una serie de visitas guiadas que se van a realizar después de Semana Santa, según fuentes del Ayuntamiento. Estas visitas se organizarán, con todas las medidas de seguridad, mientras se realizan los trabajos, por lo que no solo se podrán visitar los restos, sino también ver cómo es el proceso para ‘devolverlos a la vida’.
Apuntan desde el Consistorio que la intención es convertir los restos del templo “en ruinas arqueológicas visitables, al estilo de las que hay en Cazorla”. Un lugar en el que incluso se puedan realizar pequeños eventos. Este año la antigua iglesia de San Miguel va a ser el escenario de unos de los conciertos del ciclo ‘Consentidos’, que se realiza en el mes de julio.
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