Legislatura interruptus

Publicado: 21/01/2022
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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El presidente andaluz es rehén de sus palabras, pero debe salir de ese atolladero cuanto antes
Andalucía permanece en la bipolaridad que supone celebrar los tres años del gobierno del cambio y, al mismo tiempo, estar en precampaña para unas elecciones autonómicas que cambian de fecha tanto como entrevistas concede el presidente Moreno.

Ya estamos en la gestión orientada a las urnas. En el diseño del calendario institucional y orgánico para que dé tiempo a la colocación de las primeras piedras, que la Ley Electoral impide durante el periodo previo al sufragio. En los pasillos, que ya deben estar desgastados de tanto uso, se ha instalado la idea de que antes del verano decidiremos sobre la decimosegunda legislatura del Parlamento de Andalucía.

En diciembre, el presidente del Ejecutivo andaluz insistía en alejar la idea del adelanto electoral en plena pandemia; y pocos días después anuncia en Fitur que en febrero decidirá la convocatoria de los comicios si continúa el ¿bloqueo? de PSOE y Vox en la Cámara autonómica. Es la estrategia de comunicación en política. Lo que más bien necesita Moreno es un juego de argumentación, en el cual razones motivantes reemplacen argumentos definitivos. No son palabras mías. Son de Jürgen Habermas. Debería sustituir el argumento del bloqueo -que no existe- por alguna idea ilusionante para que los andaluces entiendan que lo mejor, en estos momentos, es un adelanto electoral.



Estar desde enero a noviembre en campaña es agotador. No hay politólogo que lo resista. Por lo tanto, cuanto antes se vaya a las urnas, mejor. Al menos -a priori- tendremos un horizonte de estabilidad de la mano del nuevo gobierno sea cual fuere, y se desterrará de la actualidad de la cosa pública la permanente incógnita del adelanto electoral alimentada por los políticos y, por qué no decirlo, los medios de comunicación.

El presidente andaluz es rehén de sus palabras, pero debería salir de ese atolladero cuanto antes. Sería triste que dedicáramos el Día de Andalucía a elucubrar sobre citas electorales en lugar de celebrar que esta tierra ha resistido con empaque las arremetidas de la pandemia y decidirá quiénes son sus dirigentes en los próximos cuatro años, perdón, tres.

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